En el siglo pasado, un turista americano que visitaba al famoso rabino Chofetz Chaim se quedó asombrado al ver que su morada consistía, sencillamente, en una habitación atestada de libros. El único mobiliario lo constituían una cama, una mesa y una banqueta.
– Rabino, ¿Dónde están sus muebles? preguntó el turista.
– ¿Dónde están los suyos? replicó el rabino.
– ¿Los míos? respondió sorprendido; pero si yo sólo soy un visitante y estoy aquí de paso, dijo el americano.
– Yo también, dijo el rabino.
La infelicidad es no saber lo que queremos y matarnos para conseguirlo. O dedicarnos a ser gallos tan eficaces como innecesarios.
Si a la productividad justa se llega mediante la pregunta “¿qué debería estar haciendo ahora?”, la simplicidad cotidiana se obtiene a través de otra autorreflexión: “¿necesito realmente esto en mi vida?”. Una gestión eficiente de la existencia, si me permitís la expresión, tiene más que ver con dejar de hacer y de perseguir lo que NO queremos que con organizarnos mejor para conseguirlo ;-)
Pues eso, productividad sí, pero siempre después de valorar para qué, que me recuerda el debate alrededor de la historia del Rey Pirro. Debe ser que estoy un poco introspectivo debido a un posible cambio algo radical profesional y/o geográfico. Ya os contaré en unos meses. ¿Tú también tienes pendiente alguna reflexión de calado?
Que bueno y que real, y que bien leerlo aquí para no olvidarlo.
Tan preocupados andamos por hacerlo mejor, que perdemos el debate sobre si en realidad es tan importante hacerlo :-)
El problema es que es demasiado dificil el hacer un analisis introspectivo tan friamente. Sabemos mas o menos lo que queremos y vamos rebotando de lado a lado de nuestro camino.
Sí, es difícil, pero una evaluación y comparación continua entre rebote y rebote puede ayudar a reconocer los valores propios. La mejor forma de conocerse es observar lo que uno hace cotidianamente de forma voluntario, sin obligaciones. Da muchas pistas sobre los propios intereses, sobre las verdaderas necesidades.
Tal vez tenga uno muchas ganas de comprarse un coche caro, pero analizando el día a día vea que casi no lo va a utilizar porque muchos viajes los hace en tren, por ejemplo. Y tal vez se sueña con determinados puestos de trabajo por el estatus o porque se ganaría un poco más de dinero, pero no se mira mucho el desempeño en sí, lo que vas a hacer durante 8 horas diarias.
Te he mandado un comentario que no aparece y es que no me he fijado si es que ahora los apruebas previamente. En todo caso te deciá que si, que lo más difícil es contestar a esa pregunta œ ¿necesito realmente esto en mi vida? y que una buena idea es al menos dejar de hacer lo que no queremos hacer.
Bueno intento ahora mandarlo. Si está repetida, perdónamen. Un beso
Los comentarios no están moderados y no veo ningún otro.
Esas dos preguntas me parecen dos buenas armas: la primera, sobre los valores, ¿necesito o me interesa esto realmente?; la segunda, sobre la gestión cotidiana: ¿qué es lo que debería estar haciendo ahora?
Es verdad, como decía David, que no es fácil responderlas, pero el proceso de intentarlo ya permite avanzar. Y como tú dices, empezar no haciendo lo que no queremos ya es la pera :-)
Y tú me lo preguntas? ;-)
Pues eso, para disponer de más tiempo para lo que quieres/te gusta y poder dedicar el menos posible a lo que no quieres/no te gusta pero no te queda más remedio que hacer.
En cualquier caso coincido plenamente contigo. Ser productivo “pa ná” es tontería.
JM
Pues tú que sabes mucho de esto, JM, me da la impresión de que hay una ola metodológica de preocupación por la productividad, y queda en un segundo plano el para qué, si realmente los objetivos planteados son valiosos.
Y por otro lado, también hay una “sectorialización de la productividad”: uno se intenta organizar muy bien en determinadas áreas y tareas, pero luego abandona a su suerte a otras, con lo que la eficiencia media del día es más bien mala :-)
Una gestión eficiente de la existencia, si me permitís la expresión, tiene más que ver con dejar de hacer y de perseguir lo que NO queremos que con organizarnos mejor para conseguirlo ;-)
Me gustó !!! Te agregaría “cuanta energía gastamos en perseguir lo que aprentemente queremos y cuando la conseguimos nos damos cuenta que, en realidad, queríamos otra cosa”
Cierto, el desencanto a toro pasado es muy habitual, tanto como el tropezar dos veces en la misma piedra de la motivación. No nos aseguramos suficientemente bien de que nos interesa realmente eso que creemos que nos interesa.
Pues si, la productividad por si sola, sin metas, sin un: “estoy seguro de lo que viene después”… es como cavar un agujero en el agua. Concuerdo contigo en que debe haber objetivos claros antes de darle al accionar para empezar a aplicar modelos de productividad, pues ser productivos no necesariamente implica aplicar reglas de productividad.
Slds.
SM
Pensemos o no que nuestros objetivos son claros, una actitud evaluadora permanente seguramente nos ayudaría mucho a irlos definiendo.
Al final de un día o de una semana insatisfactoria tenemos mucha información relevante que “procesar”: ¿he dedicado tiempo a lo que realmente me interesaba? La segunda pregunta ya la conocemos: ¿lo he hecho cómo debería haberlo hecho?
La preocupación por la productividad siempre tiene que venir después de la clarificación de nuestros valores y necesidades.
Para mi la productividad consiste de dos partes: eficacia y eficiencia. Eficacia (“hacer las cosas adecuadas”) es más importante que eficiencia (“hacer las cosas bien”). No importa si haces las cosas bien si son cosas que no deberías hacer. Imagínate un corredor participando en el maratón de los Juegos Olímpicos corriendo en dirección contrario. Este corredor puede correr más rápido que los otros, pero no ganaría ninguna medalla porque no sabe a dónde ir. Así de importante es la eficacia.
Sí, estamos de acuerdo si definimos esos términos así: eficacia tiene que ver con hacer lo que realmente me interesa hacer, y eficiencia con la calidad con que lo hago, y la eficacia siempre es previa.
Esa sensación de correr muy bien y muy rápido pero no siempre en la dirección adecuada es una buena metáfora que también se utiliza en psicología conductual. Preguntarse si uno va en la dirección que se propone es una herramienta de evaluación de objetivos y valores.
Estoy de acuerdo con la historia, somos una visita. Casi nada es nuestro. Estoy en epoca de crianza y sobre la productividad me gustaría decir algo que me ronda ultimamente.
No tengo tiempo para nada más en mi vida que tratar de criar tres hijos y desarrollar un trabajo a jornada completa. Y en ambos siento que no es más que un contrato temporal. La temporalidad labobral y la temporalidad vital suponen que no tienes tiempo para hacer todo lo que crees que deberías hacer y sobre todo para conseguir lo que se supone que has de conseguir.
La productividad en algo tan real e idefinido como tu vida real no tiene que ver con la productividad en el marco de las 7 horas y media de trabajo con items definidos de consecución de objetivos. La carrera profesional y la realidad familiar imagino que van más allá de eso.
Sin embargo la contaminación de lo que llamamos productividad, de los procedimientos que definen la eficacia y la eficiencia están ahí y nos llega a “ensuciar” nuestra vida doméstica y nuestras aspiraciones profesionales.
Me siento muy improductiva, muy anarquica (soy incapaz de escribir aunque reflexione). Mi trabajo sigue siendo temporal, siento que todavía tengo tantas cosas que conocer y actualizarme y no tengo tiempo para ello. Siento que debo pertenecer a un montón de redes virtuales e incluso virtuosas, pero sigo sin tener tiempo.
Como consuelo y posible conclusión diría que mis tres hijos ya expresan opiniones y me cuentan cosas sobre como ellos ven el mundo e incluso tratan de explicarmelo. Si eso no es productividad, no se lo que será.
Esther, gracias por la reflexión personal. Una actitud productiva puede ser valiosa en cualquier ámbito, personal o profesional, no? Difiero respecto a que la carrera o la realidad familiar van “más allá de la consecución de objetivos”. Se puede ser más flexible en las metas que uno se marca pero siempre existen. Incluso aunque uno se deje llevar y no se plantee propósitos, eso no dejar de ser un propósito también, no?
Como bien ha dicho José Miguel, productividad es gestionar mejor mi vida para tener el máximo tiempo posible para hacer lo que me interesa hacer, y dedicar menos esfuerzo a lo que debo hacer.
Buenas.
Yo estoy con Jeroen Sanders, a mí el artículo también me sugería el tema de la eficiencia y la eficacia. De todos modos haría un matiz, la eficacia -por lo menos, cuando yo estudié, podría matizarse :), consistía en la capacidad para alcanzar las metas -pero éstas no tienen por qué ser adecuadas.
De esta manera, Pepe puede hacer muy eficazmente el trabajo que le he encomendado, pero éste no tiene por que ser útil o aportar valor.
En cuanto a la eficiencia, sí estaríamos más o menos de acuerdo, hacer las cosas bien, en el sentido de buen aprovechamiento de los recursos.
Añadiría el término de efectividad, quizás, para incluir el concepto que aquí se está manejando como “hacer las cosas adecuadas”, es decir, hacer las cosas que efectivamente tenga que hacer, que sean útiles, que sirvan para algo.
Saludos
Pablo
El debate terminológico, siempre tan confuso :-) Si no nos centramos en los vocablos parece que todos andamos de acuerdo en diferenciar que ser productivo respecto a las metas propuestas, no significa que la elección de esas metas haya sido buena :-))
Touché, te doy la razón, quizás me he enredado demasiado en el de
debate terminológico :-) que no es lo más importante, sino que, como bien dices,lo ínteresante aquí son los conceptos, es decir, no sólo se trata de remar muy rápido, sino de saber hacia dónde remamos.
Saludos
Me alegra este artículo porque es precisamente el fundamento de mi blog, que intenta aunar tendencias que suelen estar separadas, la cultura y la productividad, la filosofía y el trabajo, vamos Sabiduría y Vida
:)
Sabio tu blog en contenido y en formato :-)
Muy interesante el post de Esther. Estoy muy de acuerdo contigo en que la productividad de la vida real nada tiene que ver con la de tu vida laboral. No obstante, en las circunstancias que relatas sobre tu vida real (seguro que tus tres \trastos\ son estupendos), antes que productividad lo calificaría de \inversión\. Permíteme la horterada, pero es algo similar a una mejora continua de procesos, algo así como tener que estar aplicando indefinidamente medidas correctoras al plan estratégico (sí, sí, estoy continuando con la horterada). Claro que generas productividad y más te vale: imagina el tipo de reivindicaciones de tus tres \activos\ si no lo haces. Pero tu objetivo será obtener un gran \rendimiento de la inversión\: buenas personas bien formadas.
Es una productividad muy especial, ¿verdad? Y muchos, en numerosas ocasiones, no caemos en la cuenta de lo importantísima que es.
Ánimo en el desempeño, Esther. Leyéndote, seguro que irá muy bien.
Saludos (y perdón por las horteradas).
gracias, entiendo lo que dices y no son horteradas, es otra manera de hablar del mismo asunto. Y creo que es sano ver otras perspectivas y sobre todo ponerle buen humor al asunto. Y sobre la inversión también estoy de acuerdo, pero lo del “plan estratégico” es complicadísimo de observar en la vida diaria. Me cuesta horrores hacerlo en mi trabajo, !no te digo nada fuera!
Insisto en que yo no veo tanta diferencia entre la vida personal y profesional, de hecho para muchas personas están muy mezcladas. Decidir tener hijos o no, una vida en pareja o sin relaciones estables, estar enraizado en un lugar o cambiar de residencia… forman parte de estilos y objetivos de vida, y como tales también pueden gestionarse de una forma más o menos razonable. Recordemos que el termino completo es “productividad personal” y se refiere sobre todo a gestionar mejor el tiempo. Incluso decidir no gestionarlo es un objetivo en el que se puede ser productivo o no :-)
Pues sí… en el fondo es así. Es verdad que las dos vertientes son productividad y, sobre todo, el hecho de que para muchas personas estén muy mezcladas.
Gracias, Alfonso.
Saludos.
Pues amigo Alfonso, estoy en mitad de una. Cumplir un sueño (intentarlo, más bien), o seguir soñando. Perseguir algo que es difícil, pero que constituye de verdad lo que me gusta y no tiene nada de comodidad ni de facilidad en conseguir. Pero quizas la vida consista en algo más que en dejarla pasar mientras acumulamos muebles en la orilla para hacerlo más comodamente. A lo mejor hay algo al final del río. Y si no es asi, cualquier orilla es buena para seguir contemplando, pero con la seguridad de haberlo intentado.
Carpe Diem
Si no es así, cualquier orilla es buena :-)
A ti te ha recordado la historia del Rey Pirro y a mi la fábula del pescador http://www.jlgimenez.es/historias/pescador.htm
Fabulado queda ¡ :-) Gracias por la referencia, Rafael.
Esta superclaro, la verdad es que deberiamos de ponernos la tarea al menos semanal de practicar estos postulados, a ver si conseguimos ser más felices con menos.
La productividad personal, en mi caso, es la que me permite superarme a mi mismo cada día. No encuentro tarea más difícil. Meter la pata (a menudo) y aceptar mis límites.
Nada tiene que ver con los otros y al tiempo todos son imprescindibles. Entenderme, para comprender a mis iguales que sois todos. Poco a poco ir descubriendo quien soy, qué sentido tiene mi vida, qué puedo hacer para dejarlo todo mejor que lo encontré. Y aceptar que todo, absolutamente todo pasa.