Un jefe quiere buscar una forma de detectar y eliminar más rápidamente los fallos de software. Ofrece un plan de incentivos: 20 dólares por cada fallo que detecte el personal de control de calidad y 30 por cada uno que reparen los programadores (se trata de los mismos programadores que crearon los fallos).
Resultado: surge de inmediato una economía sumergida basada en los fallos. El plan se remodeló después de que un empleado consiguió acumular 1700 dolares la primera semana. El principio de Dilbert, pág. 12
Hoy comentaba en Twitter una frase clásica de la crisis: “es que la cosa está muy mala”, pero que curiosamente es más empleada por aquellos/as a los que les va como siempre. Las personas decimos lo que haga falta, incluidas las inevitables quejas, con tal de generar la máxima apariencia posible de emergencia o necesidad para obtener el mayor beneficio posible. Somos un producto bien calibrado de la selección sociocultural.
En el “submundo” de las oficinas “de desempleo” he podido comprobar que muchas personas dicen y parecen estar en crisis laboral permanente independientemente del estado de la economía. Son desempleados crónicos que reciben ayudas de forma crónica de varias administraciones. No sé qué fue primero, el huevo de la inactividad o la gallina de la trampa de la pobreza, que consiste en vivir con lo que te den.
También hace unos días un joven de 16 años que estaba estudiando la ESO me decía que se inscribía en la oficina de empleo “porque había mucha crisis”, sin duda instigado por su familia (niño, tu apúntate por si acaso Zapatero da algo), y una señora de 63 años que nunca ha cotizado a la seguridad social y que no mostró ningún interés por ofertas de empleo de ningún tipo, también engrosaba las listas del paro para ver si le podía caer “alguna ayudita.” Será por ejemplos.
El problema no son los costes públicos de una economía sumergida basada, no en el desempleo, sino en las deficiencias del modelo de ayudas contra el desempleo. Lo peor es que durante muchos años se ha creado una cultura de la inactividad, de la baja productividad y de la dependencia que se resume en esa idea que publiqué en Qué vas a hacer mañana: “No nos educaron para planificar nuestra vida profesional y así obtener unos ingresos, sino para pensar que tenemos derecho a unos ingresos.”
Mientras que sigamos dedicando tanta atención a lo que ofrecen las oficinas públicas de empleo en lugar de centrarnos en aquello que podemos ofrecer al mercado de trabajo, what do you bring to the party, las cosas no van a ir mucho mejor. Me contaba hoy una amiga que en Londres está mal visto que te vean en los Job Centre. Sin embargo por aquí el más listo es aquél que más pasta le saca a la administración. Ahora es un buen momento para repensar el papel de los servicios públicos de empleo y la forma en que “nos prestamos” los servicios sociales sin desincentivar la actividad y el emprendimiento en el sentido amplio de la palabra, también referido a trabajar por cuenta ajena. Sobre todo ahora que vamos sabiendo, no ya que la cosa está mala, sino que no mejorará demasiado:
“Hay quién siguen sin enterarse que España nunca volverá a ser en lo económico la de hace tan sólo un par o tres de años. Que jamás el sector de la construcción y afines volverán a absorber tanto factor trabajo como años atrás, y que lamentablemente, se quiera o no reconocer, poca de esta mano de obra podrá ser recolocada en otros sectores productivos. No hay, ni habrá sector que coja el tan ansiado relevo a la construcción. Y olvídense de papanatas de crear de la nada sectores de valor añadido de I+D. Eso requiere, tiempo (que ya no hay) y dinero (que ya no tenemos). El desajuste entre oferta y demanda de mano obra, es, y seguirá siendo brutal. Sobra mucha mano de obra, con independencia que se precarice todo lo que se quiera el mercado de trabajo español. Aún y con estas, seguirá sobrando muchísima mano de obra. Y para mayor abundamiento necesitamos mejorar la productividad, eficiencia, de nuestro mercado de trabajo, lo que aún requerirá desprendernos aún de más mano de obra”. En Joldi’s web, vía Raúl Hernández.
Tal vez antes hemos sido así pero parece que ya no hay más margen. O cambiamos o seremos cambiados.
Es cierto. La idea de que a todos (es decir, a todos, sin excepción) le va mal se ha anclado en la sociedad como una verdad irrefutable. Somos demasiado vulnerables a la simplificación y a categorizar todo lo habido y por haber. Esto ha creado un círculo vicioso en el que todos estamos agazapados para evitar desastres mayores cuando a muchos les va como hace un año, pero sienten que lo pasan mal.
Un mensaje en twitter me sirven de ejemplo:
– Si solo el 20% de la poblac percibe la crisis (CIS), pq el 100% de empresas dicen estar en ella ante una llamada télef de tipo comercial?
Nos leemos.
En el blog de amalgamadeletras… Microgestión o el desprecio por el trabajo del equipo
Pues tu mensaje ya lo he retuiteado ¡ ;-) La crisis hay que valorarla persona a persona, como casi todo :-)
A todos no les va mal, y la forma en que les va mal a algunos no es la misma en que le va mal a otros. Las políticas de empleo y de prestación de servicios sociales deben adaptarse a cada caso porque el café para todos gana elecciones pero nos acostumbra a que nos pongan el desayuno.
EStoy de acuerdo que a todos no les va mal de la misma forma. Lo que si es cierto que esta crisis es más profunda de lo que parece a simple vista. Yo creo que a causa de, es también una crisis de valores. Valores que antes estaban centrados en el “tener” y que ahora muchos piensan, pensamos que quizás los valores los deberíamos poner en otro lado, quizás en el “ser”. Si yo creo que la crisis traerá cambios importantes en la sociedad y pienso que bienvenidos sean.
Hacía unos días que no venía por tu casa así es que he estado un rato leyéndote y como siempre aprendo por aquí.
Un beso
En el blog de Carmen… Zapatero y sus medidas
Lo que creo es que no podemos solucionar una crisis nueva, con medidas antiguas. Ayudas y apoyos a las personas los que hagan falta, pero exigiendo el cambio y la iniciativa.
Gracias por pasar. En el tuyo veo que estás muy cañera con los temas políticos, me cuesta más meter baza :-)
Esa es la realidad, y lo cierto es que quienes gobiernan deben saberlo, seguro que lo saben, y siguen creando expectativas por ese camino ciego. Está bien una ayuda en un momento puntual, estudiando cada caso, pero no una pensión para siempre, porque eso nos habitúa como bien dices a depender de ella y no buscar otras alternativas. Un saludo
En el blog de Froilan… Atapuerca y las enfermedades
Hay que encontrar ese camino intermedio entre amarrar los votos (populismo), y cambiar la sociedad (progresismo) No es fácil :-)
Buenos días, Alfonso.
Y yo me pregunto: si en todas las medidas para incentivar el autoempleo o reducir el número de parados se incluye la exención, durante los primeros seis meses, del pago del recibo S.S. autónomos a quien proceda del régimen general (en paro, con subsidio o sin él) porque quiere buscar una salida a su propio bloqueo ante la ausencia de demanda de trabajo, ¿qué porcentaje de los parados consideraría empezar a husmear entre sus propias iniciativas -aunque sean chapucillas-, sabiendo que la administración no le va a dar la primera en la frente, o le va a dejar de zumbar al menos durante los primeros meses? Como buen conocedor del “pufómetro” en el mercado público de empleo, ¿consideras que sería procedente? ¿No crees que “papá estado recaudador” no tiene así nada que perder y mucho que ganar?
Pues no puedo estar más de acuerdo, Germán. Creo que los miles de orientadores que trabajan en España deberían dedicar mucho más esfuerzo a tutorizar proyectos de emprendimiento, en el sentido amplio de la palabra, y no a orientar hacia más de lo mismo.
Buena idea…
En el blog de Jaime Izquierdo… Conexión, sí; pero de Calidad.
Qué buena reflexión, y qué verdad en lo de que aquí hay ciertas personas que están muy acostumbradas a vivir de ayudas… Y mientras, muchos jóvenes muy bien formados y deseando trabajar tienen que aceptar trabajos basura para meter las narices en el mercado laboral.
Un saludo
Marta, no critico tanto la percepción personal de las ayudas (cada uno hace lo que puede y yo haría lo mismo) como el efecto perverso que tiene para el sistema la forma en que se administran.
El tema de la formación de los jóvenes merece un debate aparte. :-)
Alfonso, esta es la otra cara de la discusión (en el buen sentido del término) que teníamos el otro día: me quito toda la responsabilidad y que lo arregle el “sistema”. Como en todo, lo difícil es encontrar ese punto medio en que las personas que realmente necesitan ayuda la encuentren y que no sirva “para apalancarse” del papá estado. No es fácil, no…
En el blog de Mertxe… ¿No tienes tiempo?
Es que si lo arregla el sistema en realidad no se sufre ningún problema, o al menos no es tan grave. Lo que decíamos del management sin management: aplicar la sencillez no vendría mal. Y una norma básica es que lo que uno recibe debería ganárselo, establecer una relación contingente entre las ayudas y los esfuerzos. Pero para eso hay que evaluar de forma personalizada cada caso y no dar café para todos. Fácil de entender pero difícil de aplicar porque el estado prefiere crear normas estandarizadas y generales para no complicarse la vida…
A lo que todos deberíamos tener derecho es a un trabajo, no a unos ingresos. Y la administración tiene el deber de crear las condiciones necesarias, tanto económicas como sociales para que cada individuo desarrolle sus habilidades en un entorno laboral lo más dinámico posible, con sus respectivos deberes y deerchos. Eso hace tan responsable a la Administración como al individuo. A veces no es el sistema malo por ayudar, también lo es el individuo por dejarse ayudar. Pero si no nos gusta que el estado nos tome por delincuentes sin que cometamos un delito, ¿porque ha de gustarnos que nos tome por aprovechados sin que se demuestre que lo somos? O empezamos todos, Administración y administrados, empresas y trabajadores a ponernos las pilas, o, efectivamente, esto no mejorará. Ni son buenas las visiones catastrofistas ni las demasiado esperanzadoras. Ni todo el que se queja lo hace en vano, ni nadie tiene la receta mágica. Arrimar el hombro, por supuesto emprender, y a lo mejor dejar de compararnos con países que puede que vean mal verse por la Oficina de empleo, pero no le hacen ascos a utilizar el dinero público para arreglarse el jardín.
Carpe Diem
En el blog de Cosechadel66… Nunca Madrid fue tan bello como aquellos San Isidros
cosechadel66… “A lo que todos deberíamos tener derecho es a un trabajo, no a unos ingresos”… lo que yo digo: no es que falte trabajo, es que encima tenemos el morro de querer cobrar… ahí el problema nacional ¿ein?. Convendría reflexionar sobre el porqué de que en países con mayores protecciones sociales que el nuestro (escandinavia, p.e.) la productividad y el compromiso laboral percápita está dos órdenes de magnitud sobre el ibérico. Servidor mantiene la teoría de que el origen está en el ámbito geográfico en el que triunfaron las ideas de Calvino y Lutero, y aquellos en los que venció la contrareforma… aunque ya sé que una hipótesis de herencia histórica tan determinaista me va a grangear no pocos tomatazos… simplemente constato un hecho… puro empirismo…
Adolfo,
los discursos que hacen la media son bien acogidos pero no son muy aplicables. La virtud está en el término medio o no. Y en todo caso, la cuestión relevante sigue siendo escontrar las variables implicadas y probar a modificarlas, a ver qué pasa.
Frankie,
y en la línea de lo que le comento a Adolfo, para hacer una sociedad más calvinista y proactiva, que hace a sus individuos más responsables de sus actos y más aportadores al bien común, se requieren medidas que no se hayan tomado antes. No sé si serán populares o eficaces, pero ya sabemos, las cosas son como son porque fueron como fueron. Hay que probar otras formas de actuar.
Hola, Alfonso.
A mí en este sentido siempre me ha encantado la frase de Kennedy No preguntes qué puede hacer tu país por ti, sino qué puedes hacer tú por tu país.
Aquí parece que estamos muy malacostumbrados, yo conozco mucha gente que cuando está en el paro lo ve como: ya he cotizado mucho, ahora voy a recuperar parte de lo que he puesto, e incluso lo hacen “a propósito”, es decir, cada X tiempo se quedan en paro para ir “recuperando lo suyo”. ¿Increíble? Real como la vida misma.
También es cierto que desde el Gobierno se puede hacer más, yo me preguntaba en mi blog hace poco por qué, por ejemplo, no se potencia más lo del pago único de la prestación como forma de que la gente se busque sus propias habas?
¿Qué opinas?
En el blog de Pablo Rodríguez… Los extremos y las generalizaciones
Pablo me ha quitado esa frase de la tecla. Por supuesto que si uno ha cotizado 6 años por cuenta ajena tiene derecho a obrar 24 meses de prestación por desempleo. La cuestión es que la intención de esa ayuda, que la pagamos entre todos, es que una persona tenga recursos mínimos suficientes para dedicarse a buscar empleo. No es una “paga” ni un periodo de reflexión o de descanso, pero así se utiliza con mucha frecuencia.
Por eso digo que hay que repensar la forma en que se gestionan las ayudas. Todos debemos tener derecho a un trabajo, pero es un derecho que hay que gestionar entre todos, y hay que ver si lo hacemos bien así, dando pasta sin exigir contrapartidas claras, sin evaluar qué se hace con ese dinero, si realmente cumple con los fines para los que está destinado.
No se trata de demonizar a los usuarios. Se trata de ver si funcionan las medidas, sin populismos ni demagogias. ¿Por qué está tan mal visto evaluar en qué se gasta la pasta? Y sí, hay muchos políticos corruptos, hay muchos otros gastos del estado que tampoco tienen sentido, pero vayamos empezando.
Alfonso:
El que tú llamas “submundo” de las oficinas de desempleo está también en este mundo. No niego que haya quien se dedique a vivir de subsidio en subsidio, una ayuda por aquí y un sablazo por allá y así ir tirando. En cierta medida y de alguna manera, desafectos de un sistema que tiene su base de funcionamiento en las enormes desigualdades y que ofrece puestos de trabajo inaceptables. Ejemplos, es cierto, hay para todos.
Las deficiencias no las tiene sólo el modelo de ayudas del desempleo, las tiene también el sistema económico que de vez en cuando hace “catacroc” y sálvese quien pueda.
Salud.
López, insisto en que no intento demonizar a las personas sino reflexionar sobre el sistema. Parte de ese catacroc lo hemos causado también nosotros queriendo tener un piso en propiedad. La cultura del bajo emprendimiento, junto con un estilo consumista y cuentajenado también tienen mucho que ver con nuestras crisis ciclicas, no?
Gracias por opinar…