“Una de las veces que más me han “taladrado” con la mirada fue en el transcurso de una consulta psicológica. En aquella ocasión acababa de escuchar un relato muy catastrofista; mi confidente me había contado pormenorizadamente “todas las desgracias” que, según él, le habían pasado en las últimas semanas; a continuación, se acomodó sobre su asiento, esperando escuchar frases de consuelo, pero se sorprendió oyéndome: -¡Qué suerte tenemos!, ¡qué oportunidades nuevas van a surgir de esta situación!, de haber sucedido de otra forma, hoy no nos estaríamos planteando estas posibilidades; ¡enhorabuena!, menos mal que por fin los acontecimientos han sido tan claros que nos muestran perfectamente los cambios que hay que acometer: ¡ánimo, que tenemos que trabajar mucho y poner en ello todas nuestras energías!
No había terminado aún mi discursito cuando mi interlocutor parecía que iba a lanzarse sobre mí, con la intención de ¡hacerme reaccionar y volverme al mundo de los “cuerdos”!
Con una amplia sonrisa, que de verdad sentía, le dije: “¡Perfecto!, ¿verdad que estás auténticamente enfadado conmigo? Te parece increíble mi falta de sensibilidad y me miras como si quisieras matarme… ¡eso es lo que quería que comprobases! ¡ves cómo aún tienes la capacidad para reaccionar? Bien, pues en lugar de matarme a mí, vamos a emplear esa energía en encontrar la mejor salida a esta situación que vives.” La inutilidad del sufrimiento, María Jesús Álava.
Este caso, leído en Ofertas de Empleo (gracias, Suki), no refleja realmente la aplicación de una estrategia paradójica, aunque a bote pronto lo parezca. Más bien se trata de una forma de racionalizar (también llamada debatir) con el cliente intentando hacerle ver el vaso medio lleno, las fortalezas y oportunidades en lugar de las debilidades y los problemas. ¿Te suena? Podría decirse que la psicóloga está utilizando algo que cualquiera de nosotros hace con mucha frecuencia sin necesidad de ser profesional, la retórica positiva, aunque con los mismos efectos, más bien pocos: que estás mal, no pasa nada, ya verás como te pondrás mejor; que has sufrido y no tienes ganas de nada, hago que te enfades y así te muestro que tienes más energía de la que crees; que has perdido el empleo, dónde está el problema, en poco tiempo encontrarás otro. Ya sabemos que el pensamiento positivo vende mucho y bien, pero hasta Punset afirma que “las emociones no son importantes, cuando entendamos eso, la vida será más fácil.” Esto viene a decir te sientas como te sientas, lo importante es hacer lo que se debe.
Las verdaderas técnicas paradójicas se utilizan, por ejemplo, para llevar a un callejón sin salida las quejas de los clientes que no obtienen así la atención que esperaban y tienen que tomar decisiones nuevas, hacer algo diferente o tomar cierta iniciativa:
-No voy a encontrar un trabajo bueno en la puta vida¡ Llevo buscando demasiado tiempo y como mucho trabajaré en lo de siempre y por una mierda de sueldo. Además esto de la orientación no sirve para náda¡
-Jaime, creo que tienes toda la razón. Pienso que será difícil que encuentres algo razonable y tendrás que conformarte con las chapucillas de siempre. Y también estoy de acuerdo en que la orientación no te será de mucha ayuda. Si quieres lo dejamos aquí y así puedo dedicar mi tiempo a otras personas, vale?
-…Pero, hombre, ¿tan mal ve usted la cosa? Tal vez se pueda hacer algo si lo intentamos, no?
En fin, que los mismos labios que hacen psicología de la buena pueden estar también haciendo un poquito de psicolabia, no siempre es fácil y seguramente yo soy el primero en caer, así que no puedo tirar ni la primera ni la última piedras. Por mucho que creamos que lo que decimos sirve de algo, más allá de las buenas intenciones tenemos que comprobar que las personas realmente cambian con eso que decimos y con eso que hacemos los profesionales de la orientación profesional, el coaching y el asesoramiento en cualquier campo. Y eso sólo se puede verificar caso a caso, todo lo demás será mera retórica. Estamos empezando el año, así que sigamos celebrándolo moviendo esos labios también para cantar, por ejemplo, con este divertido vídeo musical de un juego de la la XBox: Lips, cómo no, visto en los mejores anuncios de televisión.
Hola Yoriento.
Me paso para saludar y desearos a todos feliz año a pesar de todo…
En cuanto al artículo, es cierto, en general nos quejamos demasiado, aun cuando nadie nos escucha. Por mi parte prometo hacer propósito de enmienda y quejarme lo justo tirando a poco.
Saludos desde el campo.
Buenas:
No veas la suerte que yo tengo. Tengo una amiga que hace eso conmigo (o contra mi como me gusta decirle) cuando estoy demasiado quejica. A cambio yo se lo intento hacer a ella.
Hay veces que hace falta, aunque lo sepas, que alguien te diga que dejes de quejarte y actúes para cambiar lo que te molesta y si no se puede cambiar pues que por lo menos lo aceptes.
Buen artículo. Si se presta atención a lo que hay que hacer a cada instante, no queda tiempo para quejas. Se pierde mucho tiempo y energía en lamentos, en vez de emplear ésa energía, como bien mencionas, en el accionar. ‘Anyway’ siempre hay algo que hacer.
Pasé a desearte un buen año 2009 :)
Saludos
Yo creo que la palabra es útil cuando sirve de conector entre otras palabras y permite elaborar nuevos conceptos, tener nuevos planteamientos y, en suma, presentarse un@ mismo de forma diferente en el mundo.
Cualquier cosa que no sea eso (perdona por la contundencia de la afirmación ¦) para mi no es psicología, ni actuación profesional. Es una mierda sin más.
En un escenario de coaching (lo llamamos así vale?), intento (al menos lo intento) traducir cualquier intercambio en una herramienta palpable, para (como tu dices) articular un seguimiento, evaluar el impacto y corregir desviaciones si es necesario. Vaya, supone trabajar un poco, antes y sobre todo después del intercambio verbal (esto, desgraciadamente, cuesta en demasiados casos).
La psicolabia es nefasta, y, como todas las labias, destructiva respecto a la profesión.
@Manuela, pues generalmente es al contrario: nos quejamos porque suelen escucharnos ¡ :-) Con una vez de cada cien es suficiente ¡ Un abrazo.
@Mercurio, claro, hay quejas que no son instrumentales, no pretenden conseguir algo sino que son sencillamente emocionales, son una forma de expresarse y de desahogarse y relajarse.
@Raiza, el saber no ocupa lugar, pero las quejas no veas ¡ Gracias por tus buenos deseos ¡
@Manel, pues eso, que mientras en consultoría y en orientación o coaching siga habiendo tanto dinero que paga acciones y servicios cuya eficacia no es luego evaluada, pues mejor para los que reciben la pasta, incluidos nosotros a veces, pero peor para el resto y para las propias disciplinas. Si un puente se cae o una carretera se agrieta, al ingeniero de turno se le cae el pelo, pero en psicología y recursos humanos casi todo vale porque casi nada se define. Ahí estamos, hablando de estos temas intentando no aburrir demasiado, y sin poner ejemplos concretos que puedan crear mal rollo ;-)
Gracias por citarme, me alegro que te gustara el caso :) interesante reflexión la que hiciste tras él.
Un saludo y feliz año
PD: pronto me pondré al día con tu blog, que tengo mucho por leer ;) he estado de viaje estas fiestas, descansando un poco y desconectada totalmente de la red. Un abrazo!
Nadie serio va al psicólogo para que lo consuele por sus desgracias, Eso es una tontería y en muchos casos un prejuicio profesional en donde toman a todo el mundo como salido del mismo molde o comparándolos con ellos mismos en vez de intentar entender la naturaleza de cada paciente.
Pero convengamos que un porcentaje muy alto de psicólogos dan rienda suelta a su perversión jugando con sus pacientes y las emociones de los mismos de manera NO PROFESIONAL.
Mi ex psicóloga, Lic. María Cecilia Colombo que se desempeña en el Centro 1 de la Ciudad de Buenos Aires y en el Hospital Pirovano de la misma ciudad, es un ejemplo de lo que afirmo, usando el cinismo y hasta el sarcarmo. Claro que nunca supo responder cuando le pregunté cuales eran las ventajas terapéuticas del maltrato…