Ya analizamos con humor y escepticismo que las estadísticas hay que tomarlas con cierta precaución, y más si se dirigen a analizar situaciones problemáticas como el desempleo que tienen un gran componente social y psicológico. Me da la impresión que tanto énfasis en informar y debatir sobre la duración de la crisis económica y financiera, sobre sus efectos sobre el desempleo, sobre el optimismo o pesimismo que esto causará sobre el consumo, sobre la actitud de los empleadores y de las empresas, y sobre el mercado de trabajo en general, está generando un efecto multiplicador negativo.
En este contexto, el mal de muchos del paro generalizado, hace que las personas desempleadas estén más pendientes de la situación y de si la prestación por desempleo les llegará o no, que de sus propios planes para mejorar su vida laboral aquí y ahora. En fin, que podríamos decir aquello de creas lo que creas, te sientas como te sientas, y dure lo que dure la crisis, haz lo que debes. Tanto hablar de la crisis hace la crisis más grande (ya decía Francisco Alcaide que la economía, mucho más la financiera, es psicología), y convertir la crisis en la protagonista va en detrimento de las personas concretas, con nombres y apellidos. La crisis se está utilizando como arma arrojadiza y como pretexto para hacer o dejar de hacer, para despedir y para quejarse o consolarse, para proponer o dejar de proponerse, pero el que no tiene empleo sufre lo mismo con altas tasas de paro que cuando se roza el pleno empleo. Cuando se tiene “hambre”, poco importa que muchos o pocos pasen hambre contigo cuando de lo que se trata es de encontrar pan.
Creo que tampoco los profesionales de la orientación laboral y profesional y el coaching deben estar tan atentos a los macrodatos y a los grandes números del desempleo, que dan mucha conversación pero no ofrecen contenidos ni recursos concretos para perseguir las soluciones. La situación, la motivación, los problemas y los objetivos de cada persona que se encuentra en desempleo o que tiene una vida laboral precaria o insatisfactoria, son únicos y diferentes. Por eso la orientación tiene que ser personalizada, no se dedica a mejorar medias sino a apoyar la mejora personal y profesional concreta de sus clientes. Los datos generales sobre el paro y la situación económica deben ser meras referencias cuando se tiene como marco un plan búsqueda de empleo con unos objetivos concretos.
Un trabajador de la construcción, pongamos un o una albañil, peón de la construcción, soldador o ferrallista, que ha perdido su empleo en los últimos meses tendrá menos probabilidad de encontrar otro trabajo similar que hace un par de años, pero sus objetivos, métodos y técnicas de búsqueda de trabajo serán muy similares a las que utilizó para encontrar todos sus empleos anteriores. Será más dificíl llegar al pan pero marear la crisis, por parte de unos y de otros, no aportará nada nuevo sobre cómo buscarlo. Así que, independientemente de que ahora cueste mucho más aparcar, no queda otra que seguir intentándolo.
Hace unos días me enviaba Asunción la referencia de éste artículo de El País en el que la historia de Óscar, que se ha quedado en paro, nos muestra que perder el empleo puede ser un problema grave o no tan grave, siempre depende de la situación personal y económica, y de los objetivos y los planes que se establezcan:
“Llevaba 11 años trabajando como soldador. Es como volver atrás: vuelvo a estudiar, he regresado a casa de mis pares y volveré a estar prácticamente sin un duro”. Óscar lleva toda la mañana haciendo cola en una oficina del INEM de las afueras de Madrid acompañado por uno de esos libros de Ken Follet que dan para muchas horas de espera. En unas pocas frases despacha la crónica del periplo que le ha llevado desde su antigua empresa de la construcción toledana a la cola del paro. “La construcción ha entrado en barrena. Hace unos meses empezó a bajar la carga de trabajo. Era cuestión de tiempo que muchos de los que trabajábamos en ese ramo pasáramos a engrosar las listas del paro. Mi empresa producía prefabricados de hormigón para obra pública. Hasta eso se ha parado, a pesar de lo que venda el Gobierno”. ¿Y ahora? “Tal vez sea el momento de darle un vuelco a mi vida”, dice.
La trayectoria de Óscar define bien algunas de las características del mercado laboral español. Dejó los estudios en tercero de BUP y se puso a trabajar aquí y allá, hasta encontrar algo estable como soldador. Ahora se plantea la posibilidad de ir a la Universidad. Le queda un año con un subsidio de casi 1.000 euros al mes, y un segundo año con unos 700 euros, más el finiquito de la empresa. “No es mucho, pero lo suficiente para ir tirando si sigo viviendo con mis padres o comparto piso. Otros tienen hipotecas e hijos y lo van a pasar peor”. Más adelante, tal vez prepare oposiciones. Pero ahora tampoco peca de pesimista obsesivo:
“Con el paro pierdo económicamente, pero gano calidad de vida y puedo plantearme nuevas opciones. No volvería a mi antigua empresa. Aspiro a algo mejor”.
JR Mora, autor de la viñeta, describe su experiencia pretérita como desempleado:
“Se te va cambiando la cara, tú no lo notas pero la cara de parado existe. Esa cara se te empieza a poner aproximadamente dos semanas después de haber dejado de trabajar, depende del paciente.”
Será bueno recordar que las caras del paro son siempre diferentes, y que generalizar sólo sirve para los titulares de los telediarios, pero no nos dice nada concreto sobre cómo mejorar. Para cambiar la cara que te deja el paro no sirven las estadísticas ni las declaraciones optimistas o pesimistas de políticos y expertos, sino sólo tu planificación, definir y perseguir tus objetivos, y tu esfuerzo. Como siempre.
Buen post Alfonso, justo hoy hablaba en términos similares, sobre la importancia de ponerle “distancia” a la información macroeconómica que llega a través de los medios y del “contagio emocional” que llega de los comentarios del entorno más directo…para focalizar nuestra atención en un plan de acción bien definido y en los resultados esperados…bueno en la línea. Me lo pones complicado para llevarte la contraria ;-)
Gracias, Eba. Intentaré en próximos artículos ponértelo más fácil, a ver si me metes caña un día ¡ ;-)
Comparto tu opinión al 100 x 100
Un abrazo
Cristina
Yo sigo viendo a las estadísticas como datos fundamentales para acercarnos a la información, para el análisis de la situación particular y sobre todo, para la toma de decisiones. No veo nada de malo en dar seguimiento y difusión a lo que acontece, sea bueno o malo.
Si que comparto que este hecho está generando un efecto multiplicador negativo, pero esto viene asociado a otros factores más culturales y a cómo la gente afronta las situaciones dependiendo de su idiosincrasia. En cualquier caso me parece mejor seguir al tanto del ritmo de la situación que dejarla de lado. Lo que si hay que cambiar es esa actitud derrotista frente a la adversidad y centrarse más en adaptarse que en quejarse de la realidad.
SM
Cristina, estamos de acuerdo pues ;-)
Senior, hombre, obviamente no se propone dejar de lado ningún tipo de información, sino simplemente recordar lo dicho: “(…)no sirven las estadísticas ni las declaraciones optimistas o pesimistas de políticos y expertos, sino sólo tu planificación, definir y perseguir tus objetivos, y tu esfuerzo.”
Me ha gustado tu artículo, en general estoy de acuerdo.
Yo también intento explicarles a mis orientad@s, cuando me sacan el tema de la crisis, que cada caso es un mundo, que no se puede generalizar y que lo que importa es lo que ell@s hagan por mejorar SU situación, al margen de las estadísticas (que ciertamente son de utilidad para otras cosas).
Un saludo!
Somos, no nos engañemos, peones de un ajedrez que manejan otros. Ahora, como una plaga, nos acecha una crisis que nadie sabe explicar con claridad y, al parecer, nadie vio venir.
Un ejército que necesita soldados rasos que se batan en las trincheras y generales que conspiran en sus despachos. Nosotros, orientadores que asistimos a los caídos y les decimos: no te preocupes, picha, que te voy a ayudar a definir tus objetivos laborales y te voy a pasar un test (con galletas, si hace falta)y si la hipoteca te aprieta, tranquilo, que el ayuno es bueno para los bífidos activos.
Marta,
estamos de acuerdo ¡ :-) Las grandes estadísticas y los debates sobre la coyuntura económica pueden servir para “otras cosas”, pero sería interesante saber para cuáles.
López,
es verdad que los que los profesionales del asesoramiento pueden enfrentarse a casos y a situaciones difíciles, pero el papel del orientador no es debatir o retorizar sobre las causas de la “guerra” sino ayudar a lidiar a personas concretas la mejor forma posible de mantenerse o de salir de ella.
Gracias Alfonso por citarme. La viñeta, fantástica. salu2.
Buenas, a pesar de la crisis!
Hoy he atendido a Oscar, y otros días también. De hecho he atendido a SuperOscar. “Se oye cada cosa en la cola de oficina del INEM” “Cuando nos comunicaron el ERE, muchos se quedaron en el bar….” y otras píldoras acompañaban su discurso. Y los orientadore/as, asesores/as y expertas/os, seguimos haciendo nuestro trabajo. El desánimo generalizado nos da excusas suficiente para justificar nuestra falta de compromiso, de habilidades, de conocimientos… . Pero esto también ha ocurrido siempre. Lo decías hace algunos días en otro artículo. Ahora nos atrevemos más a decir que estamos en paro, o que ya estamos haciendo todo lo posible.
Saludos a todos y todas.
Francisco, un placer.
IReina, gran reflexión la tuya: “El desánimo generalizado nos da excusas suficiente para justificar nuestra falta de compromiso.” Y es que todos estamos a la caza de excusar para NO hacer y más si además obtenemos la comprensión social. Siempre agradables tus visitas…
Bueno en lugar de decir œ( ¦)no sirven las estadísticas ni las declaraciones optimistas o pesimistas de políticos y expertos, sino sólo tu planificación, definir y perseguir tus objetivos, y tu esfuerzo.
Yo diría: œLa planificación y la definición de los objetivos, así como nuestro esfuerzo en la búsqueda de empleo no deberán nunca ser influenciadas por las estadísticas ni las declaraciones optimistas o pesimistas de políticos y expertos, pero estas informaciones, si que deberán tomarse en cuenta como una variable más dentro del conjunto de factores que afectan al proceso”
SM
Buenas tardes;
Sólo quería comentar que precisamente una de las grandes barreras que tiene las personas desempleadas que vienen del sector de la construcción es que no saben, o no quieren saber, otros métodos y técnicas de busqueda que las que empleaban en el 2005. Por eso creo que si deciden no cambiar de objetivo, al menos deben abrirse a nuevos caminos aunque sea para llegar al mismo sitio.
Siempre que leo “estadisticas” recuerdo la frase de mi amiga opositora que cuando sabe el número de plazas convocada para su especialidad, dice “a mi las 27 restantes me dan igual, yo sólo quiero una”
¡saludos !