Hoy hablamos sobre la psicología de la motivación continua, o reforzamiento continuo, y de la psicología de la motivación intermitente.
La motivación intermitente hizo perseverante al perro y la motivación continua convierte en vaga a la gaviota.
Tal vez algunos recordéis al entrañable perro del chiringuito que mostraba una gran motivación e insistencia hasta conseguir las ansiadas sobras de los comensales.
Una descripción más funcional o científica del asunto invertiría el orden para decir que la comida obtenida de forma tan intermitente y en momentos que son difíciles de prever, hacía a nuestro amigo muy “resistente al fracaso.”
He visto un vídeo de una gaviota que muestra comportamientos diferentes en un escenario diferente de motivación .
Esta gaviota, siempre que acude a un hotel de la costa, recibe su ración de tortilla de patatas.
La vida gastronómica del perro es una sucesión de numerosos fracasos salpicados por algún éxito que motiva o refuerza de forma muy potente su búsqueda.
El menú a tiro fijo del pájaro es un continuo éxito que le hace débil: unas cuantas visitas seguidas sin obtener su preciado botín serán suficientes para que deje de acudir.
La psicología no son adjetivos, son análisis de la relación entre nuestro comportamiento y nuestro contexto
Insisto con frecuencia en que esto de la psicología no es lo que nos han contado.
Lejos de tanta retórica mentalista y sentimentalista, lo que mueve nuestra conducta diaria y determina nuestras motivaciones son las cosas que hacemos, cómo las hacemos y lo que pasa, o no pasa, cuando las hacemos.
Pero nos educan para usar otras explicaciones tan grandilocuentes como poco fundamentadas sobre por qué somos cómo somos y hacemos lo que hacemos.
La psicolabia es la forma chapucera habitual de intentar aplicar la psicología por parte de quien no sabe psicología.
De esta forma, los pseudo-psicólogos intentarían “explicar” la conducta del perrito del chiringuito diciendo que es “perseverante” y que tiene “carácter” y que lucha contra la adversidad gracias a su “gran fuerza de voluntad” y su tenacidad.
Obviamente estas explicaciones circulares no explican nada, son meramente etiquetadoras y no revelan la verdadera causa o motivación de su comportamiento tenaz.
Es la dura vida diaria a la que es sometido el can, la que le obliga a esforzarse mucho para conseguir comer y le hace más resistente ante los fracasos, porque ya ha superado unos cuantos.
Si no motivas también para aprender a fracasar, será más fácil abandonar tras un fracaso
Por otro lado, tenemos a una gaviota acostumbrada a obtener su ración cada vez que la pide sin mayor esfuerzo.
Si dejara de ser alimentada se pondría agresiva casi inmediatamente e incluso intentaría agredir a su otras veces benefactora como último recurso para obtener lo que “es suyo”.
Hasta que un día ya no volaría más al hotel. Es entonces cuando algunas personas que no conocen la “historia de reforzamiento” de la gaviota la tacharán de “inconsistente” y “vaga” y le atribuirán falta de motivación e incluso de gratitud.
Pero la verdadera razón de su falta de insistencia estaría en la forma en que recibió el alimento: de forma continua, sin ningún “fracaso” puntual u ocasional.
Preferimos la psicolabia en lugar de la psicología. Y preferimos las etiquetas en lugar de las explicaciones porque nos resultan más sencillas de entender y dan mucha conversación.
Pero la psicología de los adjetivos no sirve para explicar los problemas ni para encontrar las soluciones.
Creemos y queremos creer que la motivación estuvo siempre dentro de la botella y eso nos impide descubrir cómo entró.
Si echas un vistazo a tus comportamientos en diferentes contextos verás que algunos son tan resistentes como los del perrito. Podríamos decir que eres perseverante para algunas cosas en algunas situaciones.
Y también te harás consciente de que otras muchas de tus conductas no se mantuvieron en cuanto aparecieron los primeros fracasos o no lograste los suficientes logros o éxitos. Podría decirse que para algunas cosas en algunas situaciones, eres poco perseverante.
Y es que todos somos el perro y somos también la gaviota dependiendo de los chiringuitos y los hoteles (léanse casas y empresas) en que vivimos y trabajamos en unas condiciones específicas, antes, ahora y en el futuro.
Hola Yoriento,
Muy interesante… mientras leía me he sentido un poco perro ya que desconfío de todo lo que sale bien a la primera y he echo mía una frase de Fito y los Fitipaldis, “Lo que adoro son las flores que crecen en la basura…”
El problema no es ser uno u otro animal, siempre y cuando consigas resultados, el problema es pasar de un ambiente de esfuerzo y dedicación a uno de ocio y dejadez.
Podríamos citar muchos ejemplos de deportistas de elite que crecieron y se hicieron famosos como “perros” pero que llegado el momento se volvieron “gaviotas”. Durante un tiempo los resultados se mantuvieron pero cuando estos no llegaron el complejo de “gaviota” acabó por hundirles. Así a bote pronto se me viene a la cabeza cierto morenito con los dientes largos que juega en un club de fútbol de Milan ¦
De todas formas no estoy de acuerdo en la siguiente frase: œlo que mueve nuestra conducta diaria y determina nuestras motivaciones son las cosas que hacemos, cómo las hacemos y lo que pasa, o no pasa, cuando las hacemos.
Nuestro entorno y nuestra personalidad determina nuestra motivación para hacer aquello que queremos. Lo que hacemos no es más que el resultado las anteriores.
Saludos,
Hola Jesús,
muy oportunas tus reflexiones perras-pájaras ;-)
Y me quedo con tu frase de Fito, sin duda. :-)
Estoy de acuerdo en eso que dices de que nuestro entorno determina nuestra motivación. Con la frase “nuestras motivaciones son las cosas que hacemos y lo que pasa cuando las hacemos” me refiero sobre todo al pasado, que influye en el presente y en el futuro.
Quiero decir que, por ejemplo, si uno en determinados contextos ha conseguido lo que quería sin mucho esfuerzo y a los pocos intentos, en el futuro su “personalidad” será menos fuerte que en el caso de aquellos que han tenido que encontrar las flores en la basura, no? ;-)
Hola a tod@s, soy orientadora y he descubierto este blog hace pocos días, y la verdad es que me encanta como habláis de la psicología y la orientación.
Enhorabuena por el blog.
Nos leemos!
Hola Marta,
ya te tengo fichada en mi Google Reader y desde hace unos días leo tus reflexiones de “orientación en secundaria”.
Gracias por pasarte ;-)
Pues yo prefiero pensar que soy un poco ornitorrinco, mitad pájaro mitad castor. Por un lado vuelo libre y sin restricciones y por el otro, intento construir presas de contención para vacas flacas.
Un abrazo niño y gracias por el enlace del otro día ;)
Bueno Rubén, hasta los pajaritos tienen sus obligaciones, y los castores sus chapoteos y sus meneítos ;-) No importa qué animal seamos, sino cómo nos organicemos la vida, no? :-)
Oye, nos gustaría mucho contar contigo en la BloGuía de Empleo. Seguro que entre todos los temas posibles encuentras alguno en el que te divierta aportar.
No se trata de hacer algo complicado sino sencillo y práctico. ¿Te apuntas? :-)
Muy interesante. Creo que lo que comentas de que somos un poco perros y un poco pájaros en función de nuestras experiencias es una gran verdad.
JM
Pues eso se podría generalizar, José Miguel: lo que somos depende de nuestras experiencias anteriores, lo que pasa es que no somos muy conscientes ;-)
Perfecto, me lío con ello y le doy un repaso a ver qué encuentro.
Gracias
Ah, la relatividad de las etiquetas… ¿Qué importa cómo valoren mi actitud (constancia, egoismo, interesada, tenaz, etc) si al final unos días somos perros, los otros gaviotas y -los más- quizás tortilla de patatas y servimos de bocado a otro? Más de un chiringuito y hotel debería haber puesto a nuestra disposición el libro de reclamaciones. ;-)
Pues eso, Anna, que si al menos conocemos de antemano como funcionan las cosas en lugar de vernos obligados y quejosos a reclamar, podremos incluso participar en el diseño de los chiringuitos e incluso en el contenido de los menús.
Tus visitas son apreciadas, amiga ;-)
Cierto, Yoriento. Me inclino más por una educación participativa (al menos, lo intento en mi pequeña parcela) porque me gusta más comer a la carta que de menú. Reconocer las propias limitaciones, también las del entorno y conjugarlas y aderezarlas con un buen equipaje de “open education” en competencias, valores,…
PS: Te leo mucho, te comento menos (menos de lo que querría). Pero me sigue fascinando tu blog. Un abrazo.
Hay tantas reglas en este juego, que a veces podemos sentirnos satisfechos con conocer y aplicar bien tan sólo alguna que otra, y en estar pendientes de no cometer errores importantes.
Por no ponerme zen y concretar, diré que aprender a generar motivaciones puede ser uno de esos buenos principios, y no dejarse llevar por el corto plazo y los pasajeros negativos, algunos de esos errores a evitar.
Yo también te leo, amiga, aunque me cueste más meter baza :-)