Hasta el momento, hemos tratado directa o indirectamente en numerosos artículos el inevitable tema del cambio, generalmente con un sentido crítico alrededor de la sobrevaloración y sobreuso que hacemos de esta palabra ya que pocas veces una vida buena requiere una vida nueva, y menos veces aún los cambios necesitan ser radicales. Incluso podría decirse que el mejor indicador de que algo está realmente cambiando tiene más que ver con la paciencia y el autocontrol que con la inmediatez y la ansiedad: “Si no consigues lo que anhelas, no desesperes, quizás sólo estés echando raíces” es la moraleja que nos transmitió la metáfora zen del bambú.
En fin, que “intentar vivir más” puede tener más que ver con esos minúsculos gestos cotidianos que nos pueden llevar a vivir de otra forma, planificados o no, pero casi sin darnos cuenta. Hasta las propuestas para mejorar la carrera profesional se basan más en experimentar, en observar y en tomar perspectiva, que en provocar-se grandes vuelcos. Eso sí, las pequeños modificaciones que no tocan estructuras ni funciones, y que no duran lo que deben, suelen quedarse en simbólicos, con un regusto de frustración. Como en este vídeo, uno de los que más utilizo, cuya inclusión en Yoriento he retrasado porque me daba pena marcarlo como “publicado”, un claro síntoma de que empiezo a padecer el síndrome de Diógenes versión consultores o blogueros.
¿Te has salido alguna vez de la fila para volver a ella resignado? Yo sí, como el protagonista de este gran corto de animación, Changes, de Daniel Martínez, pero las confidencias sólo las haré en comentarios. Nos vemos allí. Y, por cierto, queda inaugurada una semana de vídeos de primera, que algunos hay por aquí :-)
Yoriento el cambio y la manera cómo nos enfrentamos a él, tiene mucho que ver con factores de tipo culturales y de formación de primera infancia pues son los que aprendimos para controlar situaciones de este tipo. He visto a personas que se adaptan bien, otras que resisten, otras que necesitan más tiempo y algunas que nunca se adaptarán. Lo malo es que por si solas no entienden su situación y no saben como gestionarla, pues no saben que el cambio va por etapas, sólo hay que saber en cuál estamos para poder seguir avanzando a la siguiente y terminar por adaptarnos. Es decir, para poder cambiar y superar la adaptación a veces hace falta alguien que nos enseñe lo que significa el “cambio” y cómo adaptarnos a él.
Slds
SM
Me ha encantado el video y me ha recordado a la novela El Gatopardo: “Cambiar todo para que nada cambie”. Creo que muchas veces ocurre así con los cambios. Parece que van a ser profundos y luego, con el tiempo, acaba habiendo los mismos problemas.
Un saludo
Ohhh, cuantos recuerdos…pusiste ese vídeo una vez y me encantó. Hoy lo rescatas y con él el viejo debate, y más cambios (aunque menos radicales) otro septiembre más. Espero impaciente el resto de vídeos de la semana, tengo a la audiencia expectante, espera y verás cuando te presente…algo haremos para que cambien aunque sea un poquito, verdad?..arrancando motores!!
Genial, un video genial y muy ilustrativo del post. Cambiar creo que es bueno y te mantiene despierto, vivo, aún cuando el cambio sea pequeño. Lo necesario es posteriormente continuar con el cambio para seguir creciendo.
Un saludo,
Curioso cómo puede la aceptación o el rechazo de un grupo (trabajo, família, amigos…) desviar la atención de nuestros propios objetivos, desvirtuar las motivaciones iniciales de cambio. Desde luego, no podemos negar que el ser humano sea gregario… Lástima, al final sólo tuvo cinco minutos de gloria.
Muy bueno el vídeo y el post.
Estoy con SM, conozco personas para las cuales el cambio es un auténtico trauma y otras que lo toman como una auténtica oportunidad.
La adaptación juega un gran papel en este tema.
Espero con impaciencia esta semana de los vídeos :)
changes…, but
What change?
..
Hola yorientadores:
Hace tiempo que me conformaba con pensar que la famosa teoría del equilibrio dinámico podría consolarme y facilitar las adaptaciones al cambio, iluminado por el enfoque sistémico, hoy tal vez tenga más cara de enfadado que de ingenuo y me pregunto si esto de la aceptación y de la paciencia y del autocontrol no nos acaba por alienar demasiado…
Existe una delgada línea que separa la adaptación de la resignación, cuidemos de nuestras astutas conciencias y de no dejarnos llevar por la rutina;
escuchemos nuestro interior pues la protesta no es políticamente correcta pero sí socialmente necesaria
SM, pues tú lo has dicho, la forma de gestionar el cambio (o de no gestionarlo) tiene mucho de aprendido, los hábitos y la estabilidad generan una gran inercia.
Generalmente las personas sólo cambiamos cuando hay una motivación especialmente intensa, ya sea por factores negativos o positivos.
Normalmente quién habla mucho más de cambio somos los propios consultores y orientadores, además de políticos y demagogos varios.
Es nuestro trabajo decir que con carácter general “las cosas deben cambiar”, pero mi sensación es que los asesores tenemos peso específico en encauzar el cambio que YA ha comenzado, pero no en iniciarlo o motivarlo, una tarea francamente difícil sin intervenir sobre el entorno cotidiano de cada persona.
PILAR,
también soy escéptico con el cambio inmediato o radical como receta mágica para mejorar la vida personal y profesional.
El mejor cambio es el que se basa en una planificación y evaluación a medio plazo, el que parte de un verdadero conocimiento de los intereses propios y del origen de los problemas que uno tiene.
Cada vez escucho a más personas quejarse de su trabajo o de su vida y afirmar que la cosa debe cambiar, pero en lugar de centrarse en lo que no funciona en su vida cotidiana, en mirar hacia sus pisadas diarias, tienen la vista continuamente puesta en un supuesto horizonte esperanzador, que parece halagueño pero que se basa sólo en espejismos.
Pilar, gracias por pasarte. :-)
DESORIENTÁ,
hay recursos clásicos que nunca debemos dejar de utilizar, y este es uno de ellos, irrepetible. :-)
Cambio es una palabra polisémica, vale lo mismo para hablar de aprender cosas nuevas en el día a día, que de giros vitales de 180 grados. Ahí radica parte de la confusión en el “debate sobre el cambio”.
Prefiero trasladar este debate al de los OBJETIVOS, no me digas qué quieres cambiar, dime qué quieres conseguir, y hazlo de la forma más inequívoca y específica posible.
Cuando dejamos de hablar de cambiar y empezamos a hablar de metas concretas, lo más cotidianas posibles, la cosa cambia mucho ¡
ENRIQUE,
Pues eso, que el cambio entendido como pasos o avances graduales hacia la consecución de metas concretos, es un cambio constructivo ¡
Pero el cambio como temática general es mera retórica. Cualquier conversación llena de quejas sobre lo mal que está mi vida, acaba terminando en lo necesario e inevitable que es cambiar… Eso sí, sin especificar objetivos concretos, ni esfuerzo necesario ni planes de ningún tipo ¡ :-)
Esta es la cuestión importante, pasar de un debate sobre el cambio, a una estrategia para el cambio, no?
ANNA,
Buena puntualización, porque gran parte de la motivación para cambiar algo viene de nuestro alrededor. Queremos cambiar para gustar, para integrarnos en otros grupos, para alcanzar un estatus determinado.
Y, por otro lado, para cambiar la parte de nuestra vida que está afectada o relacionada con otros, necesitaremos convencerlos de la bondad de ese cambio también para ellos.
Y es que el cambio, por ejemplo en la empresa y en tu puesto de trabajo, empieza convenciendo o motivando a tu compañero, y luego a otro, y luego a otro…
SUKI,
pues lo dicho, es que eso de “cambiar” puede significar muchas cosas, y “adaptarse al cambio”, otras tantas.
Si una persona tiene familia y disfruta de ella, su actitud ante un traslado de su puesto de empleo a otra ciudad puede ser mucho más “resistente al cambio” que el de un joven que acaba de finalizar sus estudios y tiene una motivación profesional mucho mayor.
Lo dicho, yo creo que es más útil trasladar los debates sobre el cambio, al campo de los objetivos, de las motivaciones y de las prioridades.
Está de moda (más de parte de consultores y empresarios, por supuesto) eso de adaptarse a los cambios (que normalmente tiene connotaciones negativas), pero tal vez para muchas personas lo realmente adaptativo sea resistirse a ellos. Así que el mejor cambio, a veces, consista en no cambiar :-)
KOLDO,
En una sola frase has resumido lo que vengo diciendo con demasiadas palabras: que eso de cambiar está sobrevalorado y que no deja de ser un verbo con mucho caché pero poco contenido real.
GUSTAVO,
La línea entre la aceptación y la resignación no es tan fina, creo ¡ :-)
La aceptación implica entender que cualquier camino que tomas conlleva pasajeros negativos y problemas inherentes a esa ruta. Pero la clave está en que sigues una dirección, en que has marcado unos objetivos y los persigues.
La resignación tiene más que ver con la inmovilidad y la apatia, con la ausencia de horizonte y de planes.
Emocionalmente, algunas veces uno puede sentir de igual forma la aceptación y la resignación, pero la diferencia es existencial y también estratégica: aceptar forma parte de un plan, resignarse es un mero escape afectivo. :-)
¿Qué crees, Gustavo?