¿Tienes el síndrome posvacacional?
Volver al trabajo no es una enfermedad, otra cosa es que sea una putada, como tantos otros aspectos de la vida.
Todos los años, especialmente tras el mes de agosto, se suceden quejas, análisis, chistes y recomendaciones relativos a los problemas y supuestos síntomas que nos acucian al reincorporarnos a nuestro puesto de trabajo tras un periodo más o menos largo de descanso. Unos lo llaman síndrome posvacacional (o postvacacional), otros simplemente no ponemos nombre a aquello que no lo merece.
La patologización de la vida cotidiana ha provocado que socialmente se considere “enfermedades” a numerosos contratiempos del día a día, lo que crea ciudadanos infantilizados que no asumen los reveses de la vida. Estar triste por volver a trabajar no tiene nada que ver con una depresión.
Lo peor es que las propias instituciones alientan este supuesto síndrome. ¿No deberían estar los organismos públicos enfocarse en resolver problemas en lugar de crearlos artificialmente?
El único síndrome posvacacional es que llegue septiembre y no se tengan oportunidades profesionales. ¡Ánimo para quienes las buscan!
La precariedad laboral parece haber venido para quedarse, y mucha gente no disfruta demasiado de su trabajo, así que por qué castigarse con nuevos y artificiosos males divinos y humanos.
Es un agravio comparativo considerar las pocas ganas de volver a trabajar como síndrome o depresión postvacacional. La verdadera depresión es un grave problema psicológico.
Es evidente que cuando te lo has pasado bien cuesta volver a trabajar y estar triste por ello no tiene nada que ver con estar deprimido.
El uso y sobreuso de terminologías y etiquetas de este tipo, que si síndrome, que si burnout, que sí dubidú laboral, incrementa la sensibilización negativa ante estas situaciones que, por otra parte, aunque desagradables, son normales. Volver al trabajo tras las vacaciones, perder el trabajo y tener que buscar otro o soportar a compañeros desagradables, son todas experiencias negativas que debemos afrontar y prevenir con rigor pero también con naturalidad.
Ofrecer tantos remedios y tanta atención para tan poco problema simplemente lo hace más grande. Cuando uno termina las vacaciones, se siente triste y sin ganas de currar. Eso es lo que hay y lo que habrá. ¿Para qué magnificarlo? Es más, es probable que uno se sienta triste y sin ganas de currar… durante todo el año.
Sea como fuere, no es lo mismo esperar sufrir un síndrome a partir del 1 de septiembre, que considerar simplemente un mal rollo tener que cambiar la playa por la obra, por la mesa de despacho o por la tienda. Tampoco estaría de más recordar que muchas personas pierden sus empleos en verano y que otras tienen unas vacaciones muy moderadas o simplemente inexistentes.
La definición y la existencia de problemas es en gran parte una cuestión social y cultural. Los problemas pueden ser creados y potenciados por aquellos que supuestamente pretenden prevenirlos. La psiquiatría, por ejemplo, con su uso de etiquetas y categorías diagnósticas y su dinámica recetapastillas para casi todo, incluidas las variadas ansiedades laborales, nos educa y nos traslada la idea de que determinadas situaciones, más que afrontarse con normalidad (lo que no significa que no debamos prestarles la atención que merecen) son graves problemas o enfermedades que no podremos salvar sin ayuda o sin mucho sufrimiento.
Tras las vacaciones es probable que tenga menos ganas (aún) de trabajar, seguramente me costará (más) levantarme durante algunos días y me acosarán pensamientos negativos sobre mi insatisfactorio desempeño laboral. ¿Y?
Tal vez el camino está en aprender a aprovechar cada día para trabajar y disfrutar, y no vivir tan pendientes del fin de semana o de la ansiada huida vacacional que, cuando llega, no suele ser tan hedonista como quisiéramos sino más cercana a una felicidad consumista que no resulta aparentemente reparadora.
En fin, que aunque poner etiquetas y patologizar la vida nos hacen sentir mal y esperar lo peor, eso no significa que no podamos tomar algunas medidas y comportarnos de formas específicas para pasarlo menos mal tras volver con olor a bronceador, pero sin dramatismos, como cuando se trata de afrontar cualquier otra situación que nos desasosiega o incomoda.
En todo caso, si sientes una insatisfacción postvacacional seguramente en que ya tenías un problema prevacacional.
Lo que nos hace sufrir no es tanto el trabajo o las vacaciones en sí mismas como el estilo de vida que llevamos.
18 propuestas para superar el síndrome posvacacional todo el año
1. DISTRIBUCIÓN. Repartir o dividir el periodo de vacaciones a lo largo del año, si se puede, claro.
2. RITMO. Regresar con alguna antelación para ir tomando nuestro ritmo habitual.
3. NO LUNES. Planificar incorporarse al trabajo con la semana ya avanzada evitando así el lunes, que es un mal día hasta para morirse.
4. ACEPTACIÓN. Aceptar que determinados pensamientos negativos sobre el trabajo serán frecuentes en los primeros días, aunque algunas personas sufren estos pasajeros durante todo el año, no?
5. PERSONAL-PROFESIONAL. No hacer separaciones tan extremas entre vida personal y vida profesional. También el trabajo puede y debe ser una fuente de satisfacción, y del ocio a veces no disfrutamos tanto como decimos o queremos.
6. REALISMO. Vivir las vacaciones como un disfrute pero conscientes de que no van a resolver los problemas de nuestra vida.
7. ENTRESEMANA. Realizar actividades gratificantes también en días laborables. Eso de que la buena vida sólo reside en el fin de semana es otro mito que no ayuda mucho.
8. DESCONECTAR. En tiempo de descanso intentar hacer algo completamente diferente que permita a la persona desconectar del entorno laboral. No sería bueno ir a un sitio donde se haga lo mismo y se vea a las mismas personas, pero en pantalón corto. Lo deseable es tener intereses aparte del trabajo pero que puedan realizarse durante todo el año.
9. ACTITUD. Adoptar una actitud positiva ante el regreso, lo que no significa que no puedas quejarte sino que, aunque te quejes, sigas haciendo lo que debes.
10. PLANIFICAR. Afrontar la vuelta como un nuevo periodo vital, en el que desarrollar nuevas actividades y plantearse nuevos objetivos, por sencillos que sean, para el crecimiento personal y profesional. Durante los últimos días de vacaciones puedes ponerte a planificar un poquito para incrementar tu ilusión con nuevos pequeños y grandes retos.
11. TEMPORIZAR. Posponer las decisiones laborales importantes si se sufre un estado emocional negativo, de tristeza o desánimo. Ya habrá tiempo.
12. GRADUAR. Comienza de manera gradual, tu rendimiento aumentará en unos días. Ponerte al día en una sola jornada te cansarás y frustrará.
13. RELAJAR. Avisa a pocas personas de que has vuelto, así tendrás tiempo de ponerte al día sin tener que sumar compromisos sociales que también pueden ser estresantes.
14. DESCANSAR. Duerme 7 u 8 horas al día para estar más positivo y tener energía.
15. PRIORIZAR. No hagas recados durante los primeros días. Ir al banco, hacer la compra, visitar parientes. Deja todo lo que no sea necesario para la semana siguiente y así la transición será más ligera.
16. DIVERSIFICAR. Procura seguir con tus aficiones el resto del año. Practica deporte o queda con los amigos en los días laborables para a mantener la sensaciones de que todavía estas de vacaciones.
17. RELACIONARSE. Una buena relación interpersonal con jefes y compañeros hará mucho más sencillo el proceso de readaptación tras las vacaciones. Vamos, que si te llevas bien con la peña del curro tendrás más ganas de volver al curro.
18. PREPARAR. Para que el retorno sea un poco más agradable es útil preparar las labores con antelación al período vacacional de manera que al volver no haya muchos temas pendientes. Aunque este consejo ya viene un poco tarde para algunos… permanente y no crear conversación negativa respecto a estos temas. Obviamente, esta sugerencia tiene una utilidad general ante cualquier tipo de problema.
De cualquier forma si nos sentimos frecuentemente desanimados personal y profesionalmente tal vez deberíamos hacernos esta pregunta: ¿tengo un problema posvacacional o más bien se trata de un problema laboral?
Si utilizamos los descansos semanales o anuales para huir esperando que las cosas mejoren por sí solas seguramente estamos malgastando ocios y empleos, ¿no?
Si no quieres volver a trabajar no es que no te apasione tu trabajo necesariamente, es que te apasiona más lo que haces cuando no trabajas
Me ha encantado el post y no podría estar más de acuerdo con lo que comentas.
Una cosa es que volver al trabajo nos haga más o menos gracia y otra muy distinta es convertirlo en enfermedad.
JM
Es cierto, regresar al trabajo luego de un periodo de descanso representa un trauma por muy leve que sea; por lo que independientemente de cómo llamemos a ese hecho, hemos de tomar en cuenta que siempre nos afectará en mayor o menor medida, así que es mejor estar prevenido antes de que llegue y asimismo debemos aprender a identificarlo una vez hemos vuelto al trabajo, para que nos afecte lo menos posible.
Estoy imprimiendo ahora mismo tus sugerencias, ya que justo dentro de una hora tenemos la primera reunión de comité luego de las vacaciones y pienso introducir en la agenda un paréntesis para hablar del tema, tanto de cómo nos afecta como de las formas de paliar sus efectos. Tenía ya algo preparado en base a mis propias sugerencias, pero observo que tu listado está mucho más completo e incluye aspectos en los que no había pensado, por lo que complementa en mucho lo que tenía pensado exponer….(me vino de perlas)
Lo único, es que yo si lo seguiré llamando síndrome posvacacional, ya que para mi sigue siendo un riesgo psicosocial con manifestaciones claras y comunes en los individuos que la padecen. Además pienso que si la identificamos, será más fácil saber con que estamos lidiando para aplicar las medidas que mejor ayuden a volver a la normalidad.
En lo que si estoy totalmente de acuerdo contigo es en que el trabajador ha de preguntarse si tiene (en realidad) otro problema ya más relacionado con alguna patología pre-existente o si simplemente no le gusta su trabajo. Primero ha de diagnosticarse el problema para luego poder abordar una solución. En cualquier caso… ¡buen compendio Yoriento!
Slds
SM
Creo que nos hemos vuelto locos… ¿Trauma aunque sea leve? ¿riesgo psicosocial?.
¿No será que hay demasiados psicólogos manejando los RRHH?
Jamás en casi 20 años de vida profesional he sentido “traumas” de volver a trabajar después de un buen descanso… ¡A ver si el raro voy a ser yo!
http://carlosandreu.blogspot.com/2008/08/el-sndrome-del-sndrome.html
Hombre, yo tampoco estoy en lo de síndrome “post-vacacional”, simplemente en el “no tengo ganas de trabajar después de unas vacaciones donde he podido hacer siesta de dos horas todos los días” (creo que me quedó algo larga la definición).
Como opción, creo que no estaría mal el replantearnos qué hacemos en vacaciones. Si éstas consisten en tirarnos en el sofá, la vuelta sí tendrá mucho de síndrome y de otras cosas. Si hemos mantenido la actividad con aquéllo que realmente nos gusta, la vuelta puede ser más ligera (siempre y cuando no odiemos nuestro trabajo) porque el nivel de actividad se habrá mantenido.
No sé, que a mi no me desagrada volver al trabajo después de un parón de 15 días.
¡Ay ay ay! Me indigna sobremanera cómo la gente utiliza la palabra depresión tan alegremente. Bien sé de lo que hablo. Yoriento, muy buenas las sugerencias, estoy deseando poderlas aplicar en breve.
Saludos.
JOSÉ MIGUEL,
gracias por pasarte de nuevo ¡ :-)
SENIOR,
una persona que pueda sufrir tanto por volver a trabajar simplemente es una persona que sufre trabajando, antes, durante y después de las vacaciones, no? Así que el tema importante es éste, qué hacer con tu vida laboral para reducir la ansiedad y aumentar la satisfacción ¡ :-) Gracias por tus buenas palabras.
Hola CARLOS,
La cosa se retroalimenta: los psicólogos y supuestos expertos en RRHH (entre los que me incluyo) mantienen su estatus en ocasiones magnificando y creando problemas sobre los que luego tendrán que intervenir.
A su vez, los problemas ya creados generarán una demanda de profesionales.
En todo caso, no creo que todos los psicólogos/as sean iguales, pero es cierto que una vez creadas las etiquetas diagnósticas (que si burnout, que si depresión postvacacional…) algunos nos vemos obligados a jugar con esas reglas porque sólo hay un tablero ¡
Se hace lo que se puede :-) Y, por cierto, veo que tú también has escrito al respecto con ironía:
“Aún así, si eres de los modernos que tiene el Síndrome te recomiendo una cosa: lo que hace mi hijo Alvaro en la foto que encabeza el post: mira hacia adelante; otea el horizonte; busca, empieza a pensar desde ya en las próximas vacaciones. Verás cómo se te olvida que has vuelto al trabajo.”
Es cierto que algunas personas padecen situaciones especialmente desagradables en su trabajo que generan verdaderos problemas, pero eso es otro cantar y otra actuar.
CRATIPO,
pues si se definiera el problema como tu lo haces, “no tengo ganas de trabajar después de unas vacaciones donde he podido hacer siesta de dos horas todos los días”, las cosas estarían mucho más claras ¡ :-) Y es que lo peor no es que la vida sea mala a veces sino que le pongamos una etiqueta para patologizarlo todo.
Pues lo que tú dices, si no hay tanta diferencia entre las vacaciones y el trabajo, entre los findes y los días entresemana, entre las mañanas y las tardes, las transiciones serían menos desagradables.
MANUELA,
sí, algo de indignación y preocupación hay con tanta exageración. El problema es que la peña se está hipersensibilizando y cualquier evento negativo empieza a considerarse como una especie de dolencia a tratar en lugar de un obstáculo a salvar.
Hola Yoriento,
Estoy muy de acuerdo con lo que comentas.
La gente tiene que llamar a las cosas por su nombre y se nota que los que incentivan a dar publicidad a este síndrome inexistente se nota que no tienen verdaderos problemas profesionales en los que preocuparse.
Hoy por hoy deberíamos estar agradecidos de al menos tener un trabajo cosa que muchos no tienen.
Obviamente a todos nos da pereza volver a la rutina laboral, sin embargo, hay que llevarlo con naturalidad y paciencia. Hay cosas mucho peores.
Hay que centrase y dejar de ver fantasmas donde no los hay.
Saludos,
Hola JUAN,
y además es que hay fantasmas que ni aterrorizan ni entretienen ¡ Ya cansa un poco ver tantos problemas creados o potenciados por doquier cuando hay muchos verdaderos retos pendientes.
Gracias por pasar :-)
Yo también estoy de acuerdo, cualquier problema cotidiano se convierte en patología una vez lo han decido unos “expertos” en salud mental, después se difunde la noticia en todos los medios de comunicación de tal manera que la palabra formará parte de nuestro vocabulario habitual y finalmente se crea el fármaco para solucionar el trastorno.
Buscarempleo.es : œAlgunos de los síntomas del síndrome post vacacional son cambio de ánimo repentino y rechazo al trabajo luego de un período vacacional más o menos prolongado; irritabilidad, insomnio, tristeza, ansiedad, nauseas, taquicardias, dolor de estómago y algunos otros síntomas que pueden acercarse a la depresión.
Ahora que lo pienso, suelo notar estos síntomas antes de tomar mis vacaciones, por ejemplo, estoy deseando que se acabe el trabajo, no duermo, estoy ansioso, ect..
Quizás, se trata del síndrome pre-vacacional. Creo que esta patología no existe .
La verdad es que el cuadro de síntomas anterior se puede adaptar, diria yo, a casi todos los problemas de la vida cotidiana o experiencias negativas.
Os recomiendo un interesante libro de Marino Pérez y Héctor González; “La invención de los trastornos mentales
GREGOR,
Marino Pérez, eso son palabras mayores, psicólogo de pro de la Universidad de Oviedo ¡
Mi intención es seguir publicando más sobre psicología conductual, poco a poco…
Por dónde andas tú, Gregor? Espero no haberlo preguntado ya, a veces me lío con tantos apodos ¡ :-)
Ya lo dijo Aldous Huxley: “la ciencia ha avanzado tanto que no conozco a nadie que no esté enfermo”.
Por mi parte, este año estoy de enhorabuena. He cambiado de lugar de trabajo a uno con más posibilidades de desarrollo y he salido de las vacaciones con muchas ganas de darle al tajo. Sin embargo, de haber permanecido en el lugar en el que estaba antes, las cosas hubieran sido muy diferentes.
De todas formas, quisiera añadir a lo dicho que no se puede dejar pasar el efecto bola de nieve que siempre terminan causando los amargados crónicos. Tú regresas con pocas ganas de trabajar pero tratando de llevarlo lo mejor posible y ¡paf! aparecen esos que van cargados con letanías de lamentos a amargarte la vida. Sí, esos que viven alojados en la queja eterna y que sirven de refuerzo de todas esas idioteces patologizadoras.
IVÁN,
la verdad es que las relaciones en el trabajo son generalmente más determinantes para la satisfacción (o no demasiada insatisfacción) que las propias tareas que se desempeñan, sobre todo cuando la colaboración y la comunicación son parte intrínseca de ese trabajo.
Cambiar o aceptar lo que hay, no siempre es fácil la decisión, y la evaluación vendrá días o meses más tarde. Leer los comentarios de lo que le pasa a cada uno y analizar casos concretos permite aterrizar mucho más las teorías…
Yoriento,
Ando por Sant boi, Barcelona.
Asi és, Marino Pérez es un gran divulgador de la psicologia de la buena.
Me ha gustado mucho leerte y estoy de acuerdo con que existe este síndrome, aunque sea consecuencia del cambio de hábitos. También creo que las personas que afirman que sólo los vagos lo viven, como alguno me ha llegado a comentar, lo que tiene es realmente un problema con otros aspectos de su vida.
Un saludo
PILAR,
todo lo que existe tiene nombre, pero no todo lo que tiene nombre existe necesariamente ;-) Esto de los síndromes es como esos “día de…” que se ponen en el calendario, permiten centrar un tema y debatir sobre él.
Sólo los vagos, los desmotivados, los estresados, y los que podrían vivir sin trabajar, no sufren (algo o mucho) al volver al curro ;-)
Es viejo el articulo pero muy interesante para comentar.
Me vino a la memoria un articulo q habia leido hace algun tiempo.
http://www.infocop.es/view_article.asp?id=1673
Cuando tengas tiempo te lo recomiendo.
Es que viene perfectamente con lo que decis. En el articulo se habla de “la tendencia a la psicopatologización tiene mucho que ver con intereses comerciales de la industria farmaceutica”
por ej.
A mi me parece que tanto sindrome es creado por intereses de algunos para vender mas pastillas e intervenciones por decirlo de alguna manera.
Una cosa es decir q uno se va a sentir desanimado por volver a al trabajo (algo perfectamente natural) y otra muy distinta es decir q se padece de un “sindrome posvacional mortal”. Decir esto ultimo es sinonimo de que uno tiene alguna enfermedad, que necesita medicacion y atencion especializada, y de que por si mismo no puede hacer nada ya q es victima de su “sindrome”.
En fin como decias tanto etiqueta y diagnostico no es importante, y a veces es malo.
Hansel, los artículos pueden ser antiguos pero las ideas no envejecen, y lo que aportas me parece muy razonable, y en la línea de una psicología sencilla y entendible, alejada de tanta etiqueta diagnóstica. Gracias por la referencia del artículo y del libro, escrito por Marino Pérez, un gran referente para mí. ;-)
Dejo aquí un extracto de ese artículo:
“Héctor González Pardo y Marino Pérez Álvarez, autores del libro “La invención de los trastornos mentales”, recientemente publicado por Alianza Editorial, alertan de la creciente aparición en las últimas décadas de nuevos tipos de trastornos mentales y de la incidencia de los ya conocidos, y denuncian que esta tendencia a la psicopatologización tiene mucho que ver con intereses comerciales de la industria psicofarmacéutica.”
Muy cierto todo lo que dice xD
Espero algun articulo sobre psicologia de la buena como vos le decis xD La que ayude de verdad y ofrezca pautas para mejorar claras, y no tanto chamullo jaja
Un saludo.
Para pensar sobre el surgimiento de nuevos “sindromes” y “enfermedades” y su relacion con la industria farmaceutica y la economia.
Entrevista al Premio Nobel de medicina Richard J. Roberts :
http://www.taringa.net/posts/info/966400/El-farmaco-que-cura-todo-no-es-rentable.html
Un extracto:
– He comprobado como en algunos casos los investigadores dependientes de fondos privados hubieran descubierto medicinas muy eficaces que hubieran acabado por completo con una enfermedad…
– ¿Y por qué dejan de investigar?
– Porque las farmacéuticas a menudo no están tan interesadas en curarle a usted como en sacarle dinero, así que esa investigación, de repente, es desviada hacia el descubrimiento de medicinas que no curan del todo, sino que cronifican la enfermedad y le hacen experimentar una mejoría que desaparece cuando deja de tomar el medicamento.
– Es una grave acusación.
– Pues es habitual que las farmacéuticas estén interesadas en líneas de investigación no para curar sino sólo para cronificar dolencias con medicamentos cronificadores mucho más rentables que los que curan del todo y de una vez para siempre. Y no tiene más que seguir el análisis financiero de la industria farmacológica y comprobará lo que digo.
Muchas gracias, Hansel, has revitalizado este artículo ¡ Las farmacéutica crean enfermedades y en el lenguaje cotidiano nos gusta describir los problemas poniéndoles nombres rimbombantes y supuestamente explicativos, una combinación explosiva.
Me gusta la frase que dice: “La conciliación es estar bien con uno mismo” (José Aguilar). Que el ocio no sea un refugio para huir de una actividad laboral que nos asfixia y que el trabajo no sea el refugio de los que no tienen nada que hacer en su tiempo libre. Conciliación es sinónimo de equilibrio, conseguir ser un ser humano integral que armoniza su vida personal, profesional, social, emocional y espiritual…
.-= Último post de Francisco Alcaide Hernández… blog ..La calidad es hija de la cantidad =-.
Conciliación es una buena actitud, e integración vital-profesional debería ser el resultado. Separar nuestra vida en parcelas tan estancas no debe ser bueno ;-)
ahora que estoy a punto de acabar las vacaciones, me parece muy importante volver a leer este artículo tan bueno.
Por lo menos he descansado mucho!
Saludos