¿Motivación intrínseca es la que sale de dentro y motivación extrínseca la que viene de fuera?
Como clasificación para andar por casa no está mal, es resultona para elaborar teorías y escribir posts muy largos, pero como definición científica parece un poco limitada y de inútil aplicación.
La distinción entre motivación intrínseca y extrínseca no es científica ni útil, es una explicación retórica que no explica nada.
Este tipo de explicaciones circulares tan frecuentes como poco operativas no explican nada, no son psicología sino psicolabia, porque si alguien afirma que una motivación viene del interior sigue teniendo que probar cómo llegó ahí porque si una motivación “sale de dentro” es que antes tuvo que “entrar desde fuera”. ¿De dónde si no? ;)
No hay 2 motivaciones sino una cadena motivacional.

La motivación intrínseca del león
Hasta el rey de la jungla puede tener motivación suficiente para cambiar su imagen personal (o animal) y así ganarse la atención de su leona favorita y de otros compañeros de la sabana.
Aunque el león intente explicar su cambio de look diciendo que “lo hace por él mismo” (motivación intrínseca), no por los demás (motivación extrínseca), la realidad es que lo hace por ambos motivos.
Que te vean bien influye de forma determinante para que te veas bien. Y viceversa. No puede haber belleza ni autoestima sin observadores que las valoren.
Solo hay “una motivación”, aunque queramos etiquetarla como interna o externa en función de la parte del contexto que observemos, la propia o la ajena.
Las peluquerías y los servicios de estética crecen porque la apariencia y la belleza son motivadores sociales cada vez más relevantes. Nunca tantos adolescentes han gastado tanta pasta y tan frecuentemente en peinados, tintes y cortes fashion.
¿Han decidido libremente mantenerse compulsivamente a la moda o es que el contexto social imperante les motiva inexorablemente a estar pendientes de los pelos que llevan?
Carlos Sastre ganó un Tour de Francia. Para ello tuvo que superarse en una etapa como nunca lo había hecho, en una contrarreloj individual que no le venía nada bien por su condición de ciclista más escalador que corredor.
¿Ha demostrado una gran fuerza de voluntad y coraje, o es que las condiciones específicas antes de iniciar esa etapa clave (una ventaja de 1 minuto y medio sobre el segundo clasificado y estar a un solo día del final de la carrera) le hicieron volar?
Una persona puede ganar sin ser el más habilidoso o capaz, y hacer esfuerzos “sobrehumanos” si se producen las condiciones motivacionales necesarias.
¿Existen empleados caraduras que no dan un palo al agua, o simplemente organizaciones y entornos que no motivan?
Sobre estas disquisiciones ya profundizamos en un artículo donde repartíamos responsabilidades entre jefes y empleados, pero la polémica parece no tener fin porque se trata de una cuestión ideológica, de fondo.
Supongamos que me comporto como un trabajador vago, caradura o simplemente indolente; o como un ciclista con baja autoestima; o tal vez como un joven sin ganas de estudiar.
Seguro que para motivarme a mucha gente con sentido común se le ocurre criticarme para bajarme la caradurez y conminarme a ser un trabajador responsable.
Tal vez, para subirme la moral ciclista, me muestren vídeos de Indurain ganando como el que no quiere la cosa.
Y es probable que intenten meterme miedo sobre el futuro gris que me espera si no finalice mis estudios, y que lo hacen por mi bien.
Y todas estas medidas parecen razonables, aunque sea porque nos suenan mucho tanto por recibirlas como por aplicarlas, pero si por algún casual ninguna funcionara, a ver qué os parece esta otra.
¿Podría ser una idea práctica intentar cambiar y adecuar el “ambiente” para hacerlo más motivador?
Para que el trabajador quiera trabajar, el ciclista quiera ganar y el estudiante quiera estudiar.
Observar las condiciones laborales, deportivas y académicas en los que muchos ya tienen éxito y disfrutan con lo que hacen seguro que podría dar pistas.
Criticar, moralizar, castigar y responsabilizar a a las personas por no tener ganas de trabajar, por no superarse o por no obtener títulos, es fácil, no cuesta esfuerzo y está bien visto, porque la cultura popular insiste en que si quieres, puedes.
Pero el reverso tenebroso de esta afirmación es que si no has podido es porque no habrás querido. Es la trampa de los consejos de la autoayuda y del pensamiento positivo.
Si somos jefes, entrenadores o padres, nadie nos culpará por la falta de motivación de aquellos que están bajo nuestra responsabilidad: si no cambian o mejoran es porque no se esfuerzan los suficiente por salir de su zona de confort.
Pero la realidad es que las personas solo cambiamos cuando los motivos para hacerlo tienen mucho más peso que los motivos para permanecer como estamos.
¿La motivación está dentro o está fuera?
A la motivación le pasa como a esos barquitos metidos en una botella, que se disfruta mucho de verlos dentro pero a pocos nos importa la técnica, el tiempo y el esfuerzo que alguien empleó en introducirlos.
La motivación puede “salir de dentro” solo si antes llegó a “entrar desde fuera”.
[…] motivación está dentro o está fuera? A la motivación le pasa como a esos barquitos metidos en botellas, que se percibe con cierta naturalidad verlos dentro pero se desconocen los procedimientos, […]