Érase un barquero muy humilde que se vio en el trance de tener que pasar de balde a un estudiante universitario (se supone que de Salamanca) de una a otra margen del río. Porfiaron hasta llegar al acuerdo de que el viaje sería gratis si el estudiante le dijera al barquero tres verdades que le pudieran ser útiles. El avispado estudiante le espetó estas tres verdades después de haber sido transportado a la otra orilla (…)
Oscar Wilde criticó, digamos que con poco tacto, a los que iban por la vida de sabihondos o de veladores en otros entierros: “siempre es una necedad dar consejos, pero dar buenos consejos es absolutamente fatal”. Sin duda sobreestimamos nuestra capacidad de cambiar a los demás mediante los buenos deseos, y encima gastamos cartuchos porque la gente, tan desagradecida ella, al no aprovechar nuestras enseñanzas nos va restando credibilidad y confianza como consejeros (…)
Ah, yo era de las que tenía la fea costumbre de aconsejar a la gente. Más de una vez, acabé con las rodillas peladas y algún que otro moratón en la autoestima. Conclusión: guardo como un tesoro los consejos, sólo para los amigos y si los piden. Eso sí, con los ajenos aplico la misma regla: no los quiero si no los busco.
@NANA,
los consejos no solicitados funcionan como criticas, como ya escribí en su momento, pero incluso cuando uno escribe o expone cualquier opinión inevitablemente también parece estar afirmando “esta es la mejor forma en que yo creo que se pueden hacer las cosas” y por eso los que se sienten aludidos, pueden considerar ciertas declaraciones o comentarios como consejos indirectos y tender a justificar su propia postura.
Si, por ejemplo, opino que cualquier padre debería leer algún libro de psicología de la buena, aplicada y sencilla para tener algunas nociones de educación y que incluso debería acudir a talleres o formación sobre el asunto, esto no deja de ser un consejo indirecto y cualquier progenitor que lo lea puede sentirse ofendido: “a mí no me hace falta que nadie me diga lo que tengo que hacer con mis hijos.”
Dar consejos es malo, pero no estar abierto a escucharlos es peor. ;-)
Ya, ya… pero si eres un receptivo selectivo creo que lo que obtienes es mucho mejor. Hay que valorar quien te aconseja y qué te aconseja, o mejor dicho a quien pides consejo, que no todos nacen de la buena fe.
Amén. ;-)