Soy bastante crítico, quién no, con el sistema educativo y con sus agentes implicados, familias, usuarios/as (estudiantes), profesionales y administración. Es un secreto a voces que algo no va bien y el famoso Informe Pisa, del que se ha hecho bastante eco la blogosfera, lo único que hace es certificarlo. ¡Ay, quién viviera en Finlandia¡ ¿O mejor no?
Pero como ocurriera con el debate sobre jefes y empleados de Noviembre, no creo que la responsabilidad de los errores haya que atribuirla a ninguno de esos agentes en particular, ni utilizarla como arma arrojadiza y exculpatoria de unos u otros. Es verdad que los que nos gobiernan exhiben una cateta contumacia en sostenella y no enmendalla, pero no es menos cierto que los padres también hacen dejación de sus funciones (como bien explicaba Calatayud, el juez de menores), y que los que administran la cosa educativa no tienen muy claro qué hacer con la cosa educativa.
Y es que todo y todos ayudan a que el invento no funcione: el sistema de selección de personal basada en concursos- oposición no miden la profesionalidad ni las habilidades docentes de los aspirantes, en todo caso su capacidad de estudiar; la propia profesión de maestro/a se encuentra desvalorizada y mal pagada lo que precisamenteno atrae a las escuelas a las mentes más preparadas y competitivas que eligen otros campos en los que desarrollar su potencial; los curriculums escolares son irracionales o arbitrarios, y la planificación del aprendizaje queda muy lejos de la psicología científica. En este contexto, la desmotivación y hasta la apatía de los profesionales están servidas, lo que a su vez incide negativamente sobre el propio sistema. Y así ad infinitum.
De cualquier forma, todas las generalizaciones me parecen absurdas, incluida esta misma. ¿De qué nos sirven afirmaciones del estilo todos los políticos son nefastos, todos los maestros son malos o todos los estudiantes son una panda de consentidos sin valores? Como tampoco son de utilidad las versiones demagógicas y corporativas que venden, por ejemplo, que todos los profesores son profesionales entregados a su labor en cuerpo y alma. Entonces, ¿qué podemos hacer, por dónde empezar?
Ya vimos en Octubre que el castigo es un procedimiento de modificación de conducta que tiene importantes efectos secundarios y una efectividad cuestionable a medio y largo plazos. Por eso no creo en las críticas directas dirigidas a las personas como herramientas de cambio. Hay mucho manta en todos los ámbitos y la educación, que está bajo tantos puntos de mira, no iba a ser una excepción, pero dedicarse a intentar darles cera a los indolentes nos aparta de lo importante, además de ser contraproducente.
Creo que el mejor camino para empezar a mejorar este estado de cosas es reconocer la labor de los profesionales que sí son buenos y poner en valor sus buenas prácticas como modelos a seguir. Seguramente el resto empezarán a seguir su estela. Me parece un método tan sencillo como potente y si no lo parece es porque no se aplica y no podemos observar sus resultados. La crítica y la queja (ver todos los artículos relacionados) no cambian positivamente conductas ni sistemas, son el reconocimiento y la puesta en valor los que lo hacen, y aunque no requieren más esfuerzo sí necesitan de más cariño y más paciencia, y de la suficiente clarividencia.
Estas reflexiones, que supongo traerán cola en los comentarios, vienen a cuento porque hoy he descubierto que Aníbal de la Torre, que se mueve en el ámbito de la educación y es uno de los blogueros más reconocidos (inició el blog en Diciembre de 2004¡) está en Palma del Río, a sólo 55 km. de Córdoba. Creo que Aníbal es uno de esos profesionales a seguir. Su blog desarrolla contenidos educativos, navega por las TICs y lo 2.0, y ofrece numerosos recursos de formación: casi 200 artículos se centran en herramientas educativas y/o tecnológicas. Y es que hay profesionales buenos en todos sitios: démosles recursos y confianza y las cosas empezarán a cambiar.
HOY HACE UN AÑO
¿Qué publicó Yoriento el 4 de Enero de 2007?
La afiladora de lápices. Lo importante es hacer (4)
“Creo que es en Annie Hall donde un paciente le decía al doctor que su hermano se creía que era una gallina. ¿Por qué no me lo trae entonces?, le dijo el médico. No puedo, necesito los huevos. La ficción suele quedarse corta, y el surrealismo generalmente es la cara habitual de la realidad. Gran parte de nuestra vida es absurda y contradictoria en apariencia. Pero quizás lo más importante es saber si nuestra conducta nos está llevando a alguna parte, y si esa dirección es la que queremos (…)” Ver artículo completo
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Buen artículo, pero ¿no estás haciendo una aplicación en positivo, eso sí, tan parcial como las críticas a estos y a los otros? ¿Mejorará la educación si los profesionales disponen de recursos y confianza y ya está? Si se sigue accediendo por esas absurdas oposiciones ¿cambiará algo? Si los padres interfieren de continuo ¿mejorará la cosa? Si al recreo se le llama “segmento de ocio” ¿conseguiremos algo? Si se diseñan esos currículos absurdos ¿basta con que los profesores tengan recursos y la confianza de la sociedad?
Tu enfoque es una de las condiciones, pero sola no cambiará el sistema, me temo. Lo de Anibal es de homenaje, pero el sistema sigue ahí, impasible a su esfuerzo (lo que no quiere decir que el mejore en un pequeño nicho, y qué bien que lo logre).
En fin, ya sabes, desde una aproximación científica lo que es necesario no siempre es suficiente…
Hola MKL,
certeras y detalladas puntualizaciones, las tomaré como regalito de reyes ¡ :-) Un comentario de tal calado me obliga a ir más allá del mundo educativo, a una reflexión más estratégica y transversal sobre eso llamado œINTENTAR CAMBIAR LAS COSAS . Me temo que se avecina parrafada ¡ :-)
Efectivamente, estoy contigo en que la cosa hace agua por muchos sitios, cómo negarlo, pero precisamente ¿no es la inabarcabilidad del problema en su conjunto el principal argumento para ir por partes?
Tocar sólo algunas piezas del entramado tal vez no cambie mucho las cosas, lo haga con poca intensidad o demasiado lentamente, pero, ¿qué otra alternativa tenemos yendo desde abajo hacia arriba, que es el único camino transitable para las iniciativas emprendidas individualmente o por parte de grupos no demasiado grandes ni demasiado cohesionados, dentro o fuera de las organizaciones afectadas?
Creo que mucha gente a la que nos gusta reflexionar y aportar, que intentamos “hacer algo”, hacemos muchos brindis al sol sobre los arreglos radicales que necesitarían los subsistemas para “quedar como nuevos”, ya sea el educativo, el laboral, el sanitario, el social, el político, etc.
Solemos andar con grandes enmiendas a la totalidad, la mayoría bien intencionadas e incluso bastantes razonables, pero que inevitablemente tienden a quedarse en el mundo de la retórica y no llegan a convertirse en acciones específicas.
Oye, y no pasa nada por dedicarse de vez en cuando a ciertos ejercicios planificadores y a intentar salvar el mundo dialécticamente. Sin este afán, gran parte de la blogosfera no tendría sentido y creo que tampoco este blog.
Ahora bien, para sacar partido de esas elucubraciones y análisis previos, ¿por qué no podemos también elegir e intentar actuar sobre las pequeñas pero concretas y débiles líneas de flotación de cada gran problema?
Cada organización, cada departamento o área, cada equipo o cada individuo, podrían de esta forma plantearse objetivos alcanzables, tener un papel más allá de la crítica, la queja o la teorización.
Ya sabemos que es importante elegir batallas suficientemente grandes para resultar motivadoras, pero lo bastante pequeñas para tener alguna posibilidad de ganarlas ( ¿de qué me sonará esta frase?)
Es cierto que este artículo lo he centrado en un solo aspecto específico para el cambio: desarrollar modelos y una cultura de BUENAS PRÁCTICAS en todas las organizaciones (en este caso, las educativas).
Reconocer y valorar a los buenos profesionales que las siguen ( ¡hacerlo de verdad ¡), me parece una técnica de modelamiento con gran efectividad dentro de su alcance, sea cual sea, y relativamente fácil de implementar, al menos comparado con muchas otras propuestas.
¿Que hay que poner en juego más medidas para cambiar un sistema determinado con cierta consistencia? Estoy contigo, pero aunque una sola acción no sea suficiente para cambiarlo todo, puede ser suficiente para cambiar algo. Y luego ya iremos viendo. A lo mejor tiene hasta un œefecto multiplicador . Tal vez hasta estemos de acuerdo en esto, ¿no? :-)
Aunque ya hemos escrito bastante sobre el cambio, este debate tal vez dé lugar a uno o a muchos artículos más sobre LAS UTOPIAS RAZONABLES: ¿Por dónde empezar? ¿Merece la pena ponerse?
PD. Amigo/a lector/a, no te dejes intimidar por tanta letra. Todas las opiniones valen lo mismo, sean del tamaño que sean ¡ Un ciudadano, un voto; un lector/a, una opinión :-)
Yoriento, en el caso concreto que comentas “el sistema educativo “ no pienso que sea cuestión de si merece la pena ponerse: creo que la mayoría estaríamos de acuerdo en que es totalmente necesario ponerse. En el caso de la educación “como en el de la salud y otros muchos “ ni los recursos ni la legislación han avanzado en la línea en que lo está haciendo la sociedad, ni siquiera al mismo ritmo ni en respuesta a las necesidades. Y confundimos, ¡vaya si confundimos!, educación con rendimiento académico. Lástima, deberíamos reflexionar sobre la oportunidad que perdemos de convertir cada momento del día en una experiencia educativa para la formación integral de las personas. Entre todo este desbarajuste, es cierto que hay buenos profesionales de la educación, a los que no debe faltar nuestro reconocimiento como buenos alfareros de personalidades.
NANA,
pues ese es el problema, que aunque teóricamente merece la pena ponerse, no sabemos si será útil o incluso contraproducente ponerse cuando no somos capaces de ponernos de acuerdo en las soluciones.
Desde luego hay cosas concretas y pequeñas que creo que sí funcionan y son esas sobre las que podríamos incidir.