Hoy voy a pedir tu apoyo en esa tarea tan especial de ponerse en el lugar de otra persona para ayudarle a valorar sus motivaciones e intereses, a encontrar y/o generar alternativas, a definir objetivos y a diseñar planes para alcanzarlos. A esto se le suele llamar orientar. Lo mismo hasta te gusta. Si quieres, echa un vistazo a esta “consulta” anónima que me ha llegado hoy mismo. Ella y yo estamos muy interesados en conocer tu opinión sobre lo que le preocupa.
“Hola. Mi situación es algo complicada. Actualmente estoy estudiando 4º de arquitectura. En el instituto las asignaturas de “letras” no me entusiasmaban, por ello estudié bachillerato tecnológico, porque asignaturas como biología y química tampoco eran de mi agrado. Hice la selectividad sin saber qué carrera escoger. Así que escogí arquitectura ya que era la menos tecnológica digamos. Desde que empecé pienso que no es lo mío.
Lo hablé con mis padres pero no lo entienden, porque dicen que no me ha ido tan mal (solo repetí asignaturas de primero). Si lo miras de ese lado pues claro que no me ha ido tan mal. Pero pienso que ellos no son conscientes del esfuerzo que hay detrás.Cada vez se me hace más difícil continuar (no tengo ganas de hacer nada, ansiedad… en definitiva malestar conmigo misma. Siempre me han dicho que me falta autoestima, y estoy de acuerdo). No he dejado la carrera antes porque no encontraba alternativa (no hay ninguna carrera que me atraiga… Volvemos a estar como antes). He estado buscando a ver qué podría hacer con mi futuro. Me preocupa volverme a equivocar, la edad… He estado mirando y creo haber encontrado algo de mi agrado: Graduado Superior de Gráfica Publicitaria. No sé si sería un disparate. ¿Qué expectativas tendría? Realmente estoy hecha un lío. Muchas gracias.”
Muchos de los temas que aparecen en esta reflexionada demanda son recurrentes y típicos en orientación personal y profesional, y tienen que ver con las 5 preguntas imposibles del orientador/a que siempre están revoloteando por Yoriento:
1. ¿Debe ser la edad un factor a tener en cuenta a la hora de tomar decisiones?
2. ¿Por qué es tan difícil elegir los estudios y los empleos de una forma satisfactoria a medio y largo plazos?
3. ¿Debemos intentar deshacer el camino andado o, por el contrario, enfocarnos en aceptar que cualquier decisión conlleva efectos secundarios, tener paciencia y adaptarnos?
4. ¿Hasta que punto elegimos lo que queremos, o simplemente nos quedamos con lo que podemos o nos dejan, ya sean amores (de cercanías, por ejemplo), ya trayectorias profesionales?
5. ¿Por qué eso de decidir genera tanta ansiedad e inseguridad? Tal vez una cierta cultura del castigo tenga algo que ver con eso de culpabilizarse por los errores en lugar de considerarlos recursos y oportunidades para aprender y mejorar.
He escrito sólo cinco cuestiones para poder terminar el artículo hoy, pero seguro que a ti se te ocurren muchas más. Con tus reflexiones y comentarios sobre este caso y las aportaciones que yo mismo pueda hacer publicaremos un artículo especial sobre toma de decisiones que haré llegar a nuestra amiga estudiante, si es que no lo lee directamente aquí. En cualquier caso, ya sabes que para no caer en la autoayuda más perruna los consejos hay que darlos con prudencia, incluso cuando nos los piden.
Lo más positivo sería que tratara de arreglarselas por su cuenta. Claro, que esto es fácil decirlo pero difícil dar el primer paso para hacerlo.
En el caso de no poder llevar a cabo esa opción (sin importar las razones), creo que debería terminar la carrera y, entonces, plantearse otros estudios. En ocasiones, resulta apropiado dejar las cosas a medias cuando la alternativa es válida, pero en este caso corre el riesgo de caer en una dinámica de saltos de estudio en estudio, sin que ninguno le satisfaga. Primero, terminar lo empezado, aunque no sé cuantos años tiene la carrera. Después, pensar en otra cosa. Mientras tanto, puede simultanearlo con alguna actividad que le resulte productiva (y no hablo sólo de dinero), como un empleo, voluntariado, bloguear… Algo que regule ese desequilibrio que encuentra en su vida.
Es fácil hablar así, pero pediste opiniones y aquí están.
Hola IVÁN,
gracias por aportar ¡ Como bien dices, se trata de opinar y cualquier reflexión es válida, por supuesto.
Parece muy razonable eso que dices de no dejar las cosas a medias porque pareceria una especie de “huida hacia adelante”… :-) ¿Cómo decidir cuándo es mejor dejar algo definitivamente, o llegar hasta el final antes de saltar a otra cosa?
Bueno, como tú eres uno de los expertos y además ya has prometido de antemano tu mega-mix de reflexiones, pues poca motivación nos has dejado para escribir al resto. No obstante tecleo porque en mi caso me anima más y porque en su momento también tuve mis dudas al respecto. Al leerlo me da la impresión que tiene que atraerle alguna carrera por necesidad, como si se sintiera obligada a ello, parece que ha encontrado una alternativa pero no se muestra muy segura, ni decidida. Si acabara Arquitectura en 5 años entiendo el terminarla, pero no es lo habitual y quizá ese tiempo podría invertirlo en otra cosa; ¿a qué? ahí esta el asunto, porque para elegir hay que tener opciones y para ello primero “verlas”, y entonces “atreverte” a escoger y empezar a caminar…esto sería muy largo… dile que se coja un billete a Córdoba y dale cita, luego ya nos cuentas.
Estoy de acuerdo con desorientà en cuanto al factor tiempo. La sociedad en la que vivimos nos obliga a ir cada vez más rápido. Quizá ahí está el dilema. Lleva unos cuantos años dedicados a algo a lo que no le ve fin, finalidad. Y como tú bien dices en el periodo que le queda para terminar la carrera podría estar aprovechándolo en otra cosa. Pero como comenta senior manager parece que tampoco tiene objetivos en la vida. Pienso que debería buscar en su interior. Analizar sus miedos, preocupaciones… Es posible que necesite ayuda de un profesional para encontrar las respuestas.
En los estudios, como en otros tantos aspectos de la vida, las elecciones no son siempre fáciles y ,desde luego, tampoco satiasfactorias. Creo que el problema que se plantea lo origina el tener la sensación de haber hecho una elección casi por inercia. En estos casos a mi me funciona aquella alternativa de “si no tienes lo que quieres, quiere lo que tienes”. Si cambias el verbo tener por hacer, en el ámbito laboral, a mi me ha sacado de más de un apuro. Quizás el problema no es tanto asumir algo que no nos agrada completamente, como hacerlo contrariados y desganados. Además, en el fondo, en formación y en trabajo hay pocas decisiones equivocadas si consideras que de todo puedes sacar una enseñanza y que va “haciendo capa”, de manera que vas haciendo equipaje para andar por nuevos derroteros.
Pienso que lo tiene dificil. Al llegar al mercado laboral verá que serguirá cuestionandose las elecciones que ha tomado, sea con la titulación que sea, con esta incertidumbre nunca se sabe, aunque más nos hubiera servido aprender a gestionarla. Sim embargo pienso que entre los comentarios hay dos cosas que a mi me servirían, el concepto de edad, pensar en el cambio sustancial que hemos sufrido,afortunado aunque nos cueste desligarlo de todas aquellas imagenes generacionales que hemos venido interiorizando de cómo tenemos que ser y que hay que tener a cierta edad. Interioricemos ya otra medida del tiempo, y otra definicion de la generacion que nos esta tocando vivir. Otra idea que es la de hacer un viaje, alejarse es algo que ofrece más sorpresaas que las que podamos imaginar y sobre todo lo mejor; cambios en nuestra manera de mirar las cosas.
Gracias DESORIENTÁ, ANÓNIMO/A Y MUDARSE por vuestras opiniones.
Espero que con el año nuevo haremos esa reflexión pendiente sobre toma de decisiones teniendo en cuenta vuestros comentarios y los que están por venir :-)
NANA,
(tu comentario no se había publicado -a veces blogger me da algunos problemilla- pero ya está aquí)
Sin referirme necesariamente a este caso concreto (no hay datos suficientes para tener una idea clara), es verdad que cuando un empleo o unos estudios no se relacionan tanto como quisiéramos con nuestros supuestos intereses, tendemos a sentirnos contrariados y a seguir buscando alternativas con desesperación.
Pero si nos centramos un poco más en lo que hacemos, en lo que nos ha tocado hacer (nos guste o no), tendemos a aprender a querer lo que tenemos, y tal vez hasta llegamos a querer tenerlo, no? :-)
Se me ocurren varias cosas, lo primero es sacarle el peso a la elección “de por vida”, siempre se puede cambiar o buscar la vuelta a lo que se está haciendo para que resulte más llevadero y coincida más con lo que queremos. La creatividad en cualquier profesión es fundamental, no sé mucho de arquitectura, pero me imagino que es un área muy amplia como para buscar hasta encontrar.
Por otro lado está el tema de la edad,vivimos apurados, sintiendo que nos corren de todos lados y si no ocupamos el tiempo productivamente no servimos. A veces es mucho más “productivo” tomarse un tiempo para hacer nada que ocupar ese tiempo con una actividad que no nos da placer.
Por último,y por experiencia personal: en lo profesional como en todas las áreas de la vida, estoy segura que la única manera de encontrar el rumbo es no perder de vista el propio deseo.
@FEDERICA,
interesante el repaso por los factores que nombras: provisionalidad, edad, creatividad…
Y sin duda el más determinante es el último, no perder de vista lo que queremos. Es cierto que es más fácil de decir que de hacer porque realmente no es asunto baladí saber en cada momento lo que nos interesa que ademas cambia con el tiempo y con lo que nos pasa. Los deseos son interactivos, los malditos ¡
A veces ese deseo no existe o no es lo suficientemente intenso, hay que crearlo o potenciarlo; otras veces es un tanto autodestructivo y hay que “reconvertirlo”. En fin, el eterno asunto de la motivación ¡ :-)
Gracias Federica, bienvenida ¡
Como ves, sigo teniendo pendiente una respuesta más completa a nuestra estudiante de arquitectura, pero con vuestros comentarios ya le estamos dando ideas, no? :-)