Por ejemplo, si una persona no tiene facilidad para las relaciones y pocas personas quieren mantener contacto con ella, en vez de comprender la situación y ponerse manos a la obra, lo más habitual será que empiece a criticar al resto del mundo y a “negar” que el problema pueda estar en su comportamiento. Me decía el otro día una amiga: “Oye, después de estos años creo que empiezo a pensar que los raros no son los demás, sino que soy yo la rara”. Mark Twain afirmó “denial ain´t just a river in Egypt”, haciendo un juego fonético entre “The Nile” (el río Nilo), y “Denial” (negación): “la negación no sólo es un río de Egipto”, dándole el sentido de que está mucho más generalizada de lo que creemos.
Cuando determinados titulados universitarios han agotado la vía de las oposiciones, llevan muchos años sin acceder a un empleo y se encuentran descualificados (digamos que en situación de indefensión aprendida), simplificando mucho, podría decirse que tienen tres opciones ante sí:
1) Aceptar que hay que redefinir los objetivos profesionales e invertir de nuevo tiempo y esfuerzo a medio plazo para alcanzar una vida laboral razonable (lo que puede incluir trabajar en empleos precarios temporalmente para sobrevivir);
2) Aceptar que se tiene un problema laboral, aunque no se tenga ni p…. idea de cómo encauzarlo, y verse obligado a trabajar en empleos precarios, en el mejor de los casos;
3) Negar que se tenga un problema ya que “el mercado de trabajo está mal para todo el mundo, no sólo para mí”, “por mucho que estudies o cambies de profesión las cosas van a seguir igual”, o porque “son los demás los que no saben apreciar mis virtudes”, y verse obligado a trabajar en empleos precarios.
A efectos prácticos no hay mucha diferencia entre ser consciente de un problema pero no saber como solucionarlo (o haber fracasado en todos los intentos por hacerlo), y entre negar que uno tenga un problema. En ambos casos, la orientación siempre debería “recomendar” lo mismo: analizar alternativas vitales- profesionales posibles, definir objetivos pequeñitos, ponerse a conseguirlos despacito, y conseguirlos. Un segundo paso sería definir objetivos menos pequeñitos, ponerse a conseguirlos despacito, y conseguirlos…y así sucesivamente. Los conceptos y etiquetas psicologizadoras como “negación”, “autoestima” o “empleabilidad” ofrecen mucha validez aparente (parece que sirven para algo), pero en la intervención para el cambio, no importa que usemos unas u otras etiquetas. Sólo importa lo que definamos que queremos alcanzar, alcanzarlo, y comprobar si realmente se ha producido un cambio importante. Si no, habrá que definir otras metas y/o hacerlo de otra forma. Se llama metodología.
Volviendo a la negación gramatical, y sin olvidar que seguimos estando en verano, os dejo con una excelente reflexión etnográfica- humorística sobre el pueblo de la tacita de plata: 4 formas de decir NO en Cádiz. La versión original se la debemos a Fran. Yo sólo me he apropiado de ella, eso sí, con cariño. Qué bonita es Cádiz, cómo me gusta pasear por esa ciudad. Hasta mañana.
4 FORMAS DE DECIR NO EN CÁDIZ
1. NEGACIÓN SIMPLE.
Un colega se encuentra a otro, y le dice: – “Quillo, que mañana sabadito se ha quedao pa jugá en la playa a las 9 de la mañana, te tiene que traé a dos nota má, qué, te apunta, no?” A lo que el otro responde: – “¡Nnnná!”, negación simple, a la que suele acompañar el típico “¡passo!” La negación simple se utiliza normalmente para temas de poco interés, y en aquellas situaciones donde la negación viene precedida de una cierta duda inicial, resuelta con desgana (o flojera, mejor dicho) con la negación que se ofrece. Es una negación débil, esto es, si se insiste a lo mejor se le convence.
2. NEGACIÓN DOBLE. Otro que se encuentra a otro, y le dice: – “Oye, el otro día salisteis por muñó arenilla, como estaba la cosa, había mucha pibita?” – “¿De pibita? ¡Nadená!” Con esta doble negación ha quedado totalmente claro que no había ni una muchacha de buen ver en esa zona tan frecuentada de bares. La negación doble refuerza el valor de la negación, y es muy práctica para situaciones en las que esperabas algo que no encontraste, como por ejemplo cuando vas a pescar y te pregunta uno a la vuelta, o como cuando sales de una entrevista de trabajo, o la mayoría de los días que vuelve uno del Carranza… Para que tenga sentido debe decirse muy rápido, en una sola palabra (¿se imaginan decirlo en tres sílabas separadas? qu
Anda que no`stá bien ni ná el artículo!!!!
¡ ¡Muchas gracias por citarme!! Animo a leer el final del artículo original, especialmente a los que sean de Cádiz o cercanos a nuestra realidad diaria. En mi opinión tiene mucha relación con la temática de tu artículo, especialmente con la negación psicológica, que en mi caso es tratada como “negación sociológica”. Eso sí, el final no es muy “gracioso”, que digamos.
Identifiqué mucho con este artículo. El punto 1 “Aceptar que hay que redefinir los objetivos de carrera y reinvertir tiempo” es ciertamente algo que necesita ser cambiado inmediatamente. Yo trabajo de más de 30 años en el área de la psicología y puedo decir que hay pocos contenidos de calidad como este. Gracias.
Excelente articulo