La metáfora del autobús es un recurso de la psicología conductual para ayudar a reducir la influencia que tienen los pensamientos negativos y las emociones negativas en la vida cotidiana, en la vida profesional y en nuestras decisiones.
En la Guía para aprender del fracaso para profesionales y directivos afirmé que aceptar que no siempre se puede no es un fracaso, es un signo de madurez que puede abrir otras puertas.
Es importante hacernos conscientes de que no somos lo que pensamos, somos lo que hacemos. No debemos condicionar nuestra iniciativa en función de las emociones o de los pensamientos positivos o negativos que surjan en cada momento.
Lo importante no son qué tipo de pasajeros “mentales” nos acompañen en cada viaje que emprendemos, lo importante es mantener la ruta con las paradas y destinos que nos hayamos marcado, independientemente de que tengamos el día optimista o pesimista.
No hay que esperar a pensar bien o sentirse bien para actuar. Al contrario, si quieres mejorar actúa y organiza tu vida para pensar y sentirte como quieres.
No tomes tus pensamientos muy en serio, mañana habrán cambiado. Toma en serio lo que haces y mañana habrás cambiado.
¿El optimismo y el pensamiento positivo mejoran realmente la vida?
“Mi vida estuvo llena de terribles desgracias la mayoría de las cuales nunca sucedieron.” Montagne
¿Sin pensamiento positivo no podemos ser razonablemente felices y buenos profesionales?
El llamado pensamiento positivo vende no porque funcione sino porque nos trae la idea de que nuestra vida puede mejorar “pensándola”.
Las cosas pueden hacerse o no independientemente de lo que se piense o se sienta, aunque nuestra cultura occidental nos transmite la idea de que hay que tener un buen estado de ánimo y pensamientos positivos para actuar.
No podemos elegir cómo sentirnos, no podemos elegir los pensamientos que nos asaltan, pero sí podemos elegir qué hacer para sentirnos mejor y vivir mejor.

Las tres caras de la ansiedad en la vida y en la carrera profesional, metafóricamente hablando.
Sólo hace falta que te digan “no pienses en elefantes rosas” para que te pases toda la tarde revoloteando entre ellos. El problema está cuando, en lugar de paquidermos fashion, los que te asaltan continuamente son pensamientos negativos del estilo ‘para qué me compraría un piso con una hipoteca tan alta’; ‘he desperdiciado mi vida estudiando esta carrera’; o ‘nunca llegaré a ser nadie, no sé para qué lo intento.’

No pienses en elefantes rosas
Luchar contra los pensamientos negativos teniéndolos en cuenta es como combatir el terrorismo haciéndole publicidad, es la forma de alimentarlos, de aumentar el mal rollo y la ansiedad.
Si a uno le deja la novia empieza a decirse que no va a encontrar nunca a nadie que le guste tanto y tal vez deja de salir por “miedo al fracaso”; o se dedica a intentar ligar como un desesperado para no sentirse solo.
Si se preparan unas oposiciones se puede empezar a pensar que es imposible sacarlas y que se van a perder muchos años en el intento, y eso puede ser la “excusa” para dedicarse menos y sentirse más tranquilo.
Es curioso cómo siempre se nos ocurren tantas cosas que hacer cuando nos ponemos a estudiar…
“Si escuchas en tu interior una voz que te dice que no puedes pintar, sigue pintando y conseguirás que esa voz se calle”.
Esta reflexión atribuida a Van Gogh muestra que no tiene que pasar nada especialmente grave para que uno le dé vueltas al coco y esa charla con sus pasajeros negativos se convierta en una forma de vivir y de tomar decisiones.
La cuestión es cómo enfrentarse a esos elefantes rosas tan negativos, si hablando con ellos e intentando “racionalizar”, o dejándolos estar, sin intentar controlarlos aunque sigan dando la lata, para poder dedicarnos así a lo que tenemos que hacer. Yo me quedo con esta última opción.
Siéntete como puedas, pero haz lo que debas.
O pienses lo que pienses, continua tu camino. También cuando buscas empleo o cuando intentas mejorar tu vida profesional.
La metáfora del autobús y los pasajeros permite tomar perspectiva de hasta qué puntos nuestros pensamientos negativos pueden llegar a tomar el control desviándonos de nuestros planes, de nuestra ruta e, incluso, haciéndonos parar.
Nuestras dudas, nuestras sensaciones negativas y los ‘errores’ del pasado nunca van a dejar de estar ahí, nunca van a bajarse de nuestra vida. Serán siempre un ruido de fondo existencial que no podremos evitar.
Está claro, pensar bien o pensar mal no tiene por qué influir en lo que hacemos.
Tolstoi, entonces un autor de 31 años, escribió en una carta:
¡Estoy acabado como escritor y como hombre! Es definitivo.
Pero poco tiempo después escribió Guerra y paz y Anna Karenina.
Podemos decidir mirar hacia atrás o hacia adelante, escuchar y dar protagonismo a ese ruido o simplemente aceptarlo como parte del atrezzo cotidiano y continuar.
La metáfora del autobús nos ayuda a aceptar los contratiempos en lugar de racionalizar de forma obsesiva, a no sobreanalizar tanto para poder seguir andando.
No podemos evitar que los pájaros vuelen alrededor de nuestra cabeza, pero sí podemos evitar que instalen su nido. Proverbio tibetano
Metáfora del autobús y los pasajeros para aceptar los pensamientos negativos
Imagínese que usted es el conductor de un autobús con muchos pasajeros. Los pasajeros son pensamientos, sentimientos, recuerdos y todas esas cosas que uno tiene en su vida. Es un autobús con una única puerta de entrada, y sólo de entrada. Algunos de los pasajeros son muy desagradables y con una apariencia peligrosa.
Mientras usted conduce el autobús algunos pasajeros comienzan a amenazarle diciéndole lo que tiene que hacer, dónde tiene que ir, ahora gire a la derecha, ahora vaya más rápido, etc., incluso le insultan y desaniman, eres un mal conductor, un fracasado, nadie te quiere… Usted se siente muy mal y hace casi todo lo que le piden para que se callen, se vayan al fondo del autobús durante un rato y así le dejen conducir tranquilo.
Pero algunos días se cansa de sus amenazas, y quiere echarlos del autobús, pero no puede y discute y se enfrenta con ellos. Sin darse cuenta, la primera cosa que ha hecho es parar, ha dejado de conducir y ahora no está yendo a ninguna parte. Y además los pasajeros son muy fuertes, resisten y usted no puede bajarlos del autobús. Así que resignado vuelve a su asiento y conduce por donde ellos mandan para aplacarlos.
De esta forma, para que no le molesten y no sentirse mal usted empieza a hacer todo lo que le dicen y a dirigir el autobús por dónde le dicen para no tener que discutir con ellos ni verlos. Usted hace lo que le ordenan y cada vez lo hace antes, pensando en sacarlos de su vida. Muy pronto, casi sin darse cuenta, ellos ni siquiera tendrán que decirle “gire a la izquierda”, sino que usted girará a la izquierda para evitar que los pasajeros se echen sobre usted y le amenacen.
Así, sin tardar mucho, empezará a justificar sus decisiones de modo que casi cree que ellos no están ya en el autobús y convenciéndose de que está llevando el autobús por la única dirección posible. El poder de estos pasajeros se basa en amenazas del tipo “si no haces lo que te decimos, apareceremos y haremos que nos mires, y te sentirás mal”. Pero eso es todo lo que pueden hacer. Es verdad que cuando aparecen estos pasajeros, pensamientos y sentimientos muy negativos, parece que pueden hacer mucho daño, y por eso usted acepta el trato y hace lo que le dicen para que le dejen tranquilo y se vayan al final del autobús donde no les pueda ver.
¡Intentando mantener el control de los pasajeros, en realidad ha perdido la dirección del autobús¡ Ellos no giran el volante, ni manejan el acelerador ni el freno, ni deciden dónde parar. El conductor es usted. Que no decidan tus pasajeros por ti.
“Preocuparse es como una silla mecedora, te da algo que hacer pero no te lleva a ningún lado.” Van Wilder

Un día nos vamos a morir, pero los otros días no
No puedes disuadir con razones a nadie de algo de lo que no fue convencido por razones. Jonathan Swift
Hola,
Me parece acertado el artículo. Los pensamientos negativos son una carga difícil de soportar. Sobre todo cuando te impiden avanzar en tu día a día. Es difícil no escucharlos, porque forman parte de la propia persona. Pero como bien dice el artículo, es necesario hacer lo que se tiene que hacer, desoyendo esos pensamientos negativos, para continuar avanzando.
Muchas gracias por un post tan interesante.
En realidad no hay que intentar desoírlos, no hay que hacer nada con ellos, simplemente aceptar que NO se van a ir y seguir con nuestra vida. Es difícil, pero una vez generado el hábito hasta lo tomas con humor: ya está aquí de nuevo ese pasajero que me da la vara :)
De los mejores consejos que he oido sobre el tema, de nuevo Alfonso me encanta cómo expresas las cosas para aportar conocimiento y ayuda a tus lectores
Gracias, Iñaki :)
Por ninguna parte se nombra a Kafka que fue quien hizo la reflexión sobre que, una vez nombrado el elefante, es imposible dejar de pensar en él. Además, lo dijo precisamente tal cual se ha expuesto. Qué menos que nombrar a Kafka…
¿Kafka escribió tal cual “sólo hace falta que te digan “no pienses en elefantes rosas” para que te pases toda la tarde revoloteando entre ellos”? jajajjaja
Desde luego no seré yo el que se lo ha leído. Ya nos pasas la fuente :)
No es la fuente, pero casi:
nadie nace aprendido, ni se trata de demostrar la buena memoria que puedas tener, decir el PECADO pero No el PECADOR, etc…, se trata de planteado un TEMA resolverlo, con argumentos propios o ajenos, sin ir al desprestigio del contrario, con falacias, intimidaciones, etc…Amén.
Gracias, Alfonso, por tu metáfora del autobús con la que estoy totalmente de acuerdo.
Tu texto me ha sugerido otra imagen que surge de una experiencia real, personal y muy reciente: los pensamientos negativos son como los acúfenos. ¿Sabéis qué son los acúfenos? Son un fenómeno perceptivo que consiste en notar golpes o sonidos continuados en el oído pero que no proceden de ninguna fuente externa y, lo más curioso, es que cuanto más te obsesionas en ellos más fuerte los oyes y más te obsesionan.
Qué curioso nuestro cerebro que, cuanto más quiere olvidar el dolor, más fija su recuerdo.
Abrazos!
Acúfenos, buen concepto para describir ese ruido de fondo existencial que a veces sufrimos y sobre el que no debemos hacer nada, simplemente aceptarlo y seguir viviendo.
Y si aparecen pensamientos razonables ?
Se que es un poco retrasada en el tiempo pregunta, por si llega ahí está. Ya había escuchado lo del bus y el elefante . La primera vez q lo he leído tan bien explicado
Lo importante no son qué tipo de pasajeros (positivos, negativos, razonables, etc.) que se suben al autobús de nuestra vida o carrera profesional.
Lo importante es mantener el autobús en la ruta que hemos marcado, independientemente de que tengamos el día optimista (con supuestos pensamientos positivos) o pesimista (negativos).
Dicho de otra forma, no hay que esperar a pensar bien o mal para actuar, simplemente hay que actuar para pensar y sentirse como quieres.
Qué bueno que escribes ahora Alfonso. Espero poder leer de vos más seguido. Saludos desde Guatemala
Es totalmente cierta esta metáfora y además llevo bastantes años al volante de mi autobús, anteponiendo las directrices de mis pasajeros a las mías, anticipándome a sus pensamientos y actuando en función de.
Lo realmente difícil es conseguir lo que dices, “que el que conduzca sea yo”
Muchas gracias por el post.
Muy interesante la metáfora .Una fórmula para controlar debidamente el autobús, podria ser la adecuada selección del combustible, puesto que la mente consciente,racionaliza el trayecto más adecuado, mientras si damos paso al inconsciente sin más podemos embarrancar nuestro trayecto vivencial. Un saludo.Jacint Forber.
Me ha gustado mucho el post…yo añadiría que puesto que nosotros conducimos el autobus podemos invitar a subir a pensamientos y sentimientos positivos para que con el tiempo encuentren su lugar dentro de nuestro autobus y noz ayuden a encontrar el equilibrio de nunca dejar de conducirlo en la dirección que deseamos.
Amparo, es que el objetivo no es luchar contra pensamientos negativos ni intentar subir a los supuestamente positivos. Precisamente se trata de seguir con la ruta y no estar cuestionándose qué hacer y qué no hacer con los pasajeros, con lo que pasa dentro del bus. Y lo que tenga que venir, vendrá. Si uno hace bien su trabajo y se esfuerza es más probable que se sienta bien, pero es un error intentar sentirse bien y estar pendiente de lo que pensamos para hacer nuestro trabajo o vivir.
¡ME HA ENCANTADO!
¡Muchas gracias por compartir!
Soy seguidor y admirador suyo desde la universidad, ahora que he terminado empiezo a pensar seriamente en el autoempleo de manera profesional y me parece que usted es una persona que que orienta perfectamente, solo quiero saber donde puedo adquirir su libro, so de México, un saludo.
Gracias, Fer. Puedes intentar conseguir el libro en Amazon. Un saludo!
muchas veces mas que pensamientos negativos en el bus va gente que no cree en tus capacidades y comienzan con una frecuente queja de que de conducir conduces pero que no vas ni llevas a ningun lado,por eso yo trato de conducir en silencio y solo cuando llegue a mi destino les digo que hasta aqui los traigo.
Me ha gustado, dejar “abierto el canal” para que transcurran pensamientos, sentimientos…, muy próximo al atestiguar del mindfulness. Recuerdo un proverbio tibetano: “No podemos evitar que los pájaros vuelen alrededor de nuestra cabeza, sí podemos evitar que instalen su nido”.
Josep, muy buena frase, la he incluido en el artículo. Gracias!
Hermoso, gracias por dedicar tu tiempo para compartir este tipo de perlas!