Motivación para el cambio: ser conscientes de nuestros hábitos negativos y nuestras limitaciones no es condición suficiente para poder cambiar, pero es un primer paso.

El elefante encadenado
Los cuentos como metáforas para el cambio.
De pequeño me encantaban los circos, y me gustaba en especial el elefante. Durante la función, la enome bestia hacia despliegue de su tamaño y fuerza descomunal.
Pero después de su actuación, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo. La estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Me parecía que ese animal que era capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir. El misterio para mí era evidente, ¿por qué no huye?
Pregunté a la gente mayor por el misterio del elefante. Alguno me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces la pregunta obvia: “Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan?” No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo me olvide del misterio del elefante y la estaca.
Hace algunos años descubrí que, por suerte para mí, alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta: el elefante del circo no se escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde muy, muy pequeño. Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca.
Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró, sudó, tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo, no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía. Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.
Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no se escapa porque cree que no puede. Y jamás intentó poner a prueba su fuerza otra vez.
Hace años que conozco este cuento publicado por Jorge Bucay.
Este tipo de metáforas en forma de cuentos tienen mucha utilidad en orientación profesional, porque facilitan que nos hagamos conscientes de que nuestra vida es de una forma, pero podría haber tomado otros muchos caminos.
La mera información puede generar cambio.
La información sobre alternativas vitales o profesionales puede animarnos a intentar cambiar algunas cosas.
Por definición, cuantas menos opciones nos planteamos como posibles, menos opciones tenemos, al contrario que en el cuento de los niños que estaban solos en el incendio.
Por supuesto que lo que hicimos antes condiciona y limita en parte lo que haremos después. Si has nacido en un país anglófono es más que probable que hables inglés; si en tu casa nunca ha habido libros será más difícil que te conviertas en un gran lector; si no has aprendido a ser agradable o sociable a la hora de relacionarte, tu forma más eficaz de encontrar empleo no será mediante contactos o relaciones personales; y, aunque el amor es ciego, sueles enamorarte de quien te pilla más cerca, el famoso amor de cercanías.
Los objetivos son el camino del cambio.
Estamos atados de alguna forma a diferentes estacas, nuestros gustos e intereses, nuestras motivaciones y capacidades, la forma de divertirnos… Pero esto, más que ser negativo, es inevitable.
La cuestión importante no es a qué estacas en concreto estás atado ahora, sino a cuáles te gustaría atarte. Cuantas más opciones conocemos más posibilidades tenemos de vivir mejor, o de vivir como queremos.
Cambiar es inevitable, mejorar es un proceso.
En fin, hay que tener cuidadín con utilizar estos cuentos aquí te pillo aquí te mato en formato autoayuda.
La gente puede cambiar, pero no de un día para otro y por una mera charla o metáfora iluminadora.
Se puede cambiar de estacas, sin duda, pero zafarse de las cadenas no será tan fácil.
¿Estás realmente dispuesto a hacer el esfuerzo, como nos recordaba la historia del pianista escéptico?
La mayoría de nosotros somos elefantes que sí podemos y sí creemos que podemos, lo que pasa es que no tenemos ganas. Tal vez tu vida no es tan mala como parece y cambiar de estaca está sobrevalorado. ¿Se te ocurre otra explicación?
Nunca he olvidado esta metáfora desde que un amigo me recomendó el libro de Bucay en el que se recoje. Cuando hago algo más arriesgado de lo que suelo me acuerdo de ella.
Sólo probando a “cambiar de estaca” se puede saber si mereció el esfuerzo.
Por muy apalancados que estemos en nuestra vida, el mero hecho de informarnos de otras opciones puede tener muchas consecuencias positivas. Y si además “te atreves” a probar alguna de ellas, aunque sea de una forma precavida, seguro que tu vida cambia para mejor. Eso sí, para probar algo nuevo hay que darle su tiempo… Atarse un ratito a otras estacas hará que ya nunca te veas tan dependiente de tu estaca de siempre… Me da la impresión de que tu vida está cambiando mucho ultimamente ¡ :-)
Hola Alfonso; cada vez te sigo más a menudo y te leo casi a diario. El blog esta ya en un nivel bestial y además me lo paso bomba.
muy buen trabajo…no olvides darme ideas para http://www.tercersectoractivo.blogspot.com
Hola Victor (y también Cristina, por si andas por ahí ¡), me alegro de que te guste. No sé cuanto tiempo estaré con el blog, pero de momento no le veo el final :-). Estoy muy liado y por eso no puedo colaborar tanto como quisiera en los temas que tú sabes, pero creo que poco a poco iremos coincidiendo. Veo que tu blog avanza muy rápido, incluso tu último articulo tiene mucha relación con Yoriento (interesante lo de “tener motivos no es lo mismo que tener motivacion”). Y curioso tu comentario justo ahora porque precisamente dentro de un rato publico un articulo en el menciono tus iniciativas. Espero que te guste. De otras cosas, ya hablaremos. Un abrazo ¡ :-)