Me gustan los profesionales de Madrid, seguramente porque siempre están activos, con una actitud abierta a nuevos contenidos y enfoques. Tal vez sea por el ambiente competitivo o por el dinamismo, o frenesí, según se mire, que imprime la propia ciudad. El caso es que uno percibe cuándo sus oyentes están haciendo algo más que oir. Sí, ya sé que en otro momento también dije que me gustaba la gente de Castilla- La Mancha, pero fueron razones diferentes ;)
Últimamente me doy cuenta de que cuando criticas o hablas mal de alguien nadie se sorprende, ni indaga razones, pero cuando halagas o se te escapa algo agradable hay que explicarlo. Parece que enfocar y resaltar las conductas o momentos positivos de las personas, tiene mala prensa. El halago y el reconocimiento son actividades sospechosas y el saber popular le invita a pensar mal para acertar. Pero alabar cordialmente una acción es, en cierto modo, tomar parte en ella. ¿Cuándo fue la última que le dijiste algo bonito-y-concreto a alguien?
Retomando el tema, me parece algo ingenuo creer que la formación, que se vende generalmente en forma de paquetes de consejos o recomendaciones cambien la vida de las personas tan fácilmente. El coordinador del Servicio de Orientación del Ayuntamiento de Albacete me mostró por email un cariñoso desacuerdo respecto a esta afirmación. Y es que las frases tajantes hay que decirlas con precaución y cogerlas con pinzas, como las toallitas calientes que te daban en los aviones antes de la llegada de la era low cost.
La formación, en formato jornada, curso, estudios reglados o recomendación o charla con un amigo, pretende siempre la mejora y el aprendizaje de habilidades y conocimientos. Hasta aquí, todos de acuerdo. Lo que no tengo tan claro es que cuando el objetivo es el cambio vital y/o profesional, un seminario o un conjunto de ponencias, por ejemplo, produzcan tanto cambio como los formadores y docentes quieren creer con cierta autocomplacencia, y que genere tanta cualificación como los alumnos esperan para justificar la inversión realizada y poder relacionar su profesionalidad con el número de horas pasadas bajo la luz de proyectores de diapositivas.
Como en el caso de las situaciones de consejo y asesoramiento, los participantes en acciones formativas no cambian por el mero hecho de que se les transmita un conocimiento o una técnica, o de que se utilice la retórica y el divertimento. Quiero pensar que la gente sale muy “animada” de los cursos que imparto, con una disposición emocional a hacer las cosas de otra forma. Pero cuando vuelven al contexto real en el que los cambios deben producirse, allí donde se encuentran los obstáculos y problemas cotidianos, ¿realmente tendrán motivación, motivos suficientes para hacer el esfuerzo?
¿Cuál fue el último curso que cambió tu vida? La mejor evaluación consiste en preguntarse qué conductas concretas, qué nuevos objetivos voy a poner en marcha al día siguiente tras este curso y, semanas después, revisar cuántas de esas buenas intenciones han sobrevivido. Cuando les pregunto a algunos clientes que tal les fue la orientación con tal o cual profesional, suelen hablar de sus buenas cualidades, de su simpatía, y del apoyo y colaboración que les han brindado, pero no tienen una idea muy clara sobre cómo ha influido en la forma de desarrollar su vida profesional. Vamos, que no tienen mucha idea de si les ha servido más allá de la información y herramientas básicas proporcionadas, que seguramente encontrarían en internet o en una lectura.
El cambio sin motivación, el cambio sin acciones específicas de gestión del propio cambio, es muy difícil. Sí, la formación habitual tiene su utilidad cuando se trata de entrenar habilidades, de informar sobre alternativas, y de emocionar y animar, en el mejor de los casos. Pero su eficacia es muy moderada cuando se trata de desarrollar metahabilidades, las importantes, como planificar y perseguir la consecución de objetivos y gestionar la propia motivación en el día a día.
Formación sí, claro, pero las personas no cambian tan fácilmente por muy buenos formadores y orientadores que seamos. A Woody Allen le costó 10 años alcanzar el éxito de la noche a la mañana. La formación, que incluye información, consejos, retórica, racionalización y animación, nos dice qué hacer. Pero la mayoría de los clientes o usuarios ya saben lo que tienen que hacer, lo que pasa es que no lo hacen.
¿Sabes mejorar tu vida? Sabes hacerlo. Entonces, ¿por qué no lo haces? Ese es el tipo de “formación” que más hace falta. Pero no solemos llamarlo así, sino modificación de conducta, y tiene relación con ayudar a que la gente “organice su motivación”, persiga sus objetivos, solucione sus problemas y obtenga logros de forma gradual. Hay cosas que no nos gustan pero con las que podemos vivir, incluso toda la vida. Pero otras deberíamos cambiarlas lo antes posible como podemos ver en ese vídeo contra la violencia de género.
Al leer el artículo y ver el vídeo lo primero que he pensado ha sido “Otro día a día es posible”, que puede ser un primer paso para abanderar el lema del Foro Social Mundial “Otro mundo es posible” del que días atrás estuve leyendo algo. Desde mi punto de vista dejas sin sentido muchas quejas, las excusas, los “peros” que en un primer momento se puedan empezar a nombrar. Sin duda el coste en tiempo hay que tenerlo presente, y quizá escribir en un pequeño cuaderno, la agenda o algunos post-it que luego rueden por algún cajón, qué cosas concretas nos gustaría que fuesen diferentes, e ir viendo en los días posteriores qué hacemos por conseguirlas…sea un comienzo. Pienso que prestar y encontrar la ayuda adecuada para definir pequeños o grandes objetivos, resolver problemas, conseguir logros como dices, no es nada fácil, aunque nos das pistas!
Hola Blanca,
me ha gustado mucho ese eslogan de “Otro dia es posible”. Creo que empezamos a fallar cuando nos proponemos grandes cosas para el futuro, y a veces ni siquiera somos capaces de cambiar algo al dia siguiente. Pequeños objetivos y pequeños pasos, y los pequeños logros que conllevan, nos permiten avanzar más que los grandes deseos. El principal enemigo del cambio es la impaciencia y la impulsividad. Pero otro dia es posible… :-)
Javier, te recomiendo alipcar el marketing de afiliados, es decir, promocionar productos o servicios por los cuales generas una comisi n por cada venta que refieras.