¿Son eficaces los consejos en la empresa y en la carrera profesional?
LEY Murphy-Yoriento del asesoramiento: “Si un consejo puede no seguirse, no se seguirá”.
Corolario de la ley: “Si se sigue un consejo, no funcionará”. 😂
Con sinceridad, ¿no crees que SOBRESTIMAMOS nuestra capacidad de cambiar a los demás?
¿Tienen influencia tantas recomendaciones no solicitadas que recibimos y damos en la empresa y en la carrera profesional?
¿Puede ser un ERROR ofrecer respuestas de cambio o mejora a empleados y profesionales que no se han hecho las preguntas?
Muchos de los artículos y vídeos cargados de consejos que recomiendan cómo motivar a los empleados de tu empresa, cómo buscar empleo, qué hacer para reinventarse profesionalmente, cómo convertirse en emprendedor y, en general, los contenidos que aconsejan como ser mejores profesionales o directivos suelen comunicar “verdades del barquero”, iconos del sentido común o meras frase hechas.
Hay muchos factores que influyen en la eficacia de los consejos dados y recibidos.
Los buenos consejos lo son por el conocimiento previo de los objetivos, motivación, recursos y competencias del aconsejado; por la adaptación y personalización de la recomendación a ese conocimiento; por la validez, fiabilidad y actualidad de la información que incluye el consejo o por los datos y razones en las que se basa su supuesta pertinencia; por la especificación de los comportamientos o reglas para aplicar el consejo en los contextos y momentos relevantes para el cambio; y por la sugerencia de métodos, medidas, procedimientos y recursos para poner en práctica las recomendaciones dadas con más probabilidad de éxito.
Dar consejos sin suficientes garantías para su seguimiento, y sin suficiente probabilidad de que se obtengan los objetivos si se siguen esas recomendaciones, es contraproducente para las dos partes.
Muchas personas no saben qué hacer con sus vidas pero sí con la tuya.

Consejos en la empresa y en la carrera profesional: un consejo no solicitado es una crítica
No eres un profesional de la orientación profesional, el asesoramiento o la consultoría si sueltas perlas simplonas como “cuanto más trabajes más suerte tendrás”, “a quien madruga Dios le ayuda”, “solo no puedes, pero con amigos sí” (célebre slogan de Barrio Sésamo), “si no lo consigues, sigue intentándolo” o “cuando te rechazan en una entrevista, no le rompas las piernas al seleccionador a ver si luego le va a dar por hablar mal de ti”.
El lingüista Luis Montoto cuenta el origen del dicho decirle a uno las tres verdades del barquero:
Érase un barquero muy humilde que se vio en el trance de tener que pasar de balde a un estudiante universitario (se supone que de Salamanca) de una a otra margen del río. Porfiaron hasta llegar al acuerdo de que el viaje sería gratis si el estudiante le dijera al barquero tres verdades que le pudieran ser útiles. El avispado estudiante le espetó estas tres verdades después de haber sido transportado a la otra orilla: “Pan duro, duro, más vale duro que ninguno; Zapato malo, malo, más vale en el pie que no en la mano; si a todos les pasas como a mí, dime, barquero ¿qué haces aquí?” (Libertad Digital 2005-12-21)
Un consejo no solicitado es una crítica.
La cosa es que los profesionales del asesoramiento tal vez pecamos de decir a los demás lo que tienen que hacer para mejorar sus vidas sin que estos hayan solicitado apoyo e, incluso, sin que lo necesiten.
Es más, casi todos estamos prestos a ofrecer lecciones a quien las pida o a quien no pueda escaquearse del consejo.
Pero la mayoría de los clientes o empleados que solicitan orientación, mentoring, coaching o consejo profesional, ya dan muestras de conocer gran parte de las recomendaciones o de haberlas aplicado, generalmente sin mucho éxito. El barquero les ha cruzado más de una vez.
En resumen, que la eficacia de los consejos para ayudar a definir, a perseguir y a conseguir sus objetivos no está muy clara. Es más, un consejo no solicitado es una crítica, y las criaturas aconsejadas suelen reaccionar justificándose o defendiéndose con este tipo de declaraciones:
“Yo ya he intentado todo lo que usted me dice, ¿o se cree que me quedo quieto?”.
“Esas cosas no funcionaron, en esta empresa no cuentan tanto los méritos como caer bien al jefe”.
“Sí, sé que ese tipo de empleos se consigue por contactos, pero yo ya he hablado con todo el mundo”.
¿Acaso los obesos desconocen que comer moderadamente y hacer ejercicio les vendría bien? ¿Las parejas, que decirse cosas bonitas, y compartir aficiones es fetén para su relación? ¿O los estudiantes, que estudiar todos los días un poquito en lugar de darse atracones de última hora evita el estrés pre exámenes y mejora los resultados?
Pero el problema tal vez no estriba tanto en saber qué hacer como en hacerlo. Benjamin Franklin, bastante menos finamente lo dijo así:
Los hombres sabios no necesitan consejos y los tontos no los siguen.
No sé si tontos, o simplemente no tan motivados como ellos mismos o los demás piensan.
En la empresa y en la carrera, menos consejos y más apoyos.
El trabajo fundamental del asesoramiento (y el más difícil y cualificado) no es informar o recomendar, sino ayudar a que la gente haga lo que tiene que hacer, a que cambien.
Recriminar a tu hijo por sacar malas notas y aconsejarle que siga la senda buena está chupao. Otra cosa es enseñarle y apoyarse para establecer hábitos de estudio y facilitar los avances de forma gradual.
Recomendar es fácil: sólo es necesario tener opinión. Pero gestionar el cambio con eficacia requiere ser “especialista en el cambio”.
Además de inoperantes, los consejos que damos y recibimos también pueden ser contraproducentes por generalizados, por no adaptarse bien al caso de que se trate. E
n El Señor de los anillos, el elfo Gildor respondió a Frodo, cuando este le pidió consejo:
Raras veces los elfos dan consejos indiscretos, pues un consejo es un regalo muy peligroso, aún del sabio al sabio, ya que todos los rumbos pueden terminar mal. ¿Qué pretendes? No me has dicho todo lo que a ti respecta; entonces, ¿cómo podría elegir mejor que tú?
Oscar Wilde criticó, digamos que con poco tacto, a los que iban por la vida de sabihondos o de veladores en otros entierros:
Siempre es una necedad dar consejos, pero dar buenos consejos es absolutamente fatal.
Sobreestimamos nuestra capacidad de cambiar a los demás.
Es muy difícil generar cambio solo con buenas intenciones y grandes consejos de sentido común.
Además, cuando gastamos cartuchos en forma de recomendaciones no seguidas, con enseñanzas en saco roto o verdades del barquero no aprovechadas, esos pequeños y acumulados fracasos nos van restando credibilidad y confianza como consejeros o especialistas del apoyo a las profesionales en sus empresas o en sus carreras.
Ayudemos a generar alternativas y opciones, que la peña ya decidirá el camino a seguir si puede y si quiere. La manteca colorá, la sustancia, el quid de la cuestión, estarán después en ayudarle a mantenerse en la ruta hasta el final, aplicando técnicas de planificación, de modificación de conducta, de networking, y de aceptación y superación de los malos momentos y de los fracasos.
Consejos en la empresa y en la carrera, con rigor y humor
Demasiados orientadores reparten consejos cual aspersores de autoayuda. Eso sí, unos lo hacen con cierta creatividad, gracia y hasta usando metáforas y palabros del management y del coaching.
Otros son más secos que la mojama y más cansinos que la sección de deportes (quiero decir, fútbol) de los telediarios.
Y, ojo, que a mi me gusta buscar el cambio mediante el humor en asesoramiento y orientación profesional. Pero sólo son medios, no olvidemos que el objetivo del asesoramiento no es decir, sino ayudar a conseguir. Y por mucha retórica y vocablos que empleemos, sin metodología no hay tu tía.
Cuando los empleados y profesionales profesional se implante con consistencia en el mundo de la empresa, los clientes que paguen por los servicios exigirán resultados y entonces podremos acabar como el médico que aconsejó a un hombre que dejara de fumar y de beber alcohol y luego le pasó la factura. El sujeto le respondió:
No voy a pagar puesto que no voy a seguir su consejo.
[…] conseguir nuestros objetivos? En alguna ocasión he resaltado la mala práctica que implica ofrecer consejos no solicitados por parte de los supuestos expertos en orientación y coaching. Generalmente, las personas ya saben […]