“Ser positivo” como actitud significa buscar opciones y esforzarse. Pero exigir a la gente ser positiva en sus emociones es una frivolidad
Sea lo que sea la felicidad, seguro que se consigue con la práctica. ¿Pero qué deberíamos ejercitar exactamente?
Como comentaba con ironía en ¿Ayuda la autoayuda?, tal vez tengamos que “pensar en positivo” con mucho tesón, “desear con ahínco” estar a gusto, querer a todo el mundo y disfrutar de las pequeñas cosas… Lástima que sean ideas genéricas, imposibles o simplemente ineficaces.
CUENTAN DE UN SABIO que un día
tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de las hierbas que cogía.
¿Habrá otro, se decía,
más pobre y triste que yo?
Y cuando el rostro volvió
halló la respuesta, viendo
que otro sabio iba cogiendo
las hierbas que él arrojó.
Quejoso de mi fortuna
yo en este mundo vivía,
y cuando entre mí decía:
¿habrá otra persona alguna
de suerte más importuna?
Piadoso me has respondido.
Pues volviendo a mi sentido,
hallo que las penas mías,
para hacerlas tú alegrías
las hubieras recogido.
La Vida es sueño, Calderón de la Barca.
Hace un tiempo “descubrimos” los 10 valores relacionados con la felicidad, aunque en mi opinión, estar a gustito depende especialmente de dos factores.
Por un lado, de montárselo muy bien, que en la mayoría de las ocasiones depende de saber lo que a uno le interesa, de planificar y de esforzarse por conseguirlo, generalmente por ese orden: el llamado Factor C, también denominado “currárselo”.
Y por otro, de la suerte, esa variable a modo de cajón de sastre que nos permite clasificar todo aquello que ha hecho que nuestra vida vaya como va, inopinadamente, vamos, sin que hayamos tenido vela en ese entierro.
Generalmente cuando las cosas nos van de fábula solemos pensar que lo merecemos y el responsable es el Factor C.
Si por otro lado tenemos una vida perra, que nos muerde más que nos lame, el destino es quien nos ha jugado un mala pasada, el muy pérfido, conclusión que nos permite dormir con cierta tranquilidad.
Ya ves, empieza uno hablando de la felicidad y acaba largando de cualquier cosa, porque se ha convertido en una marca blanca de precio bajo fabricada en China. Aunque ojo, porque muchas de las de precio alto también se fabrican en países con mano de obra barata. ¿Veis como las cosas ya no están tan claras?
No sé lo que es la felicidad pero la infelicidad es no saber lo que queremos y matarnos para conseguirlo. Sería curioso que la búsqueda de la felicidad fuese la causa más importante de la propia infelicidad.
El sabio Diógenes, que iba por las calles de Atenas vestido con harapos y durmiendo en los zaguanes, se encontró con un terrateniente que quería darle una bolsa de monedas. Diógenes lo miró en silencio sin hacer ningún movimiento. Tómalas, no hay trampa. Son mías y te las doy que las necesitas más que yo. ¿Tú tienes más?, preguntó Diógenes. Claro que sí, muchas más, le respondió el adinerado. ¿Y no te gustaría tener más de las que tienes?, insistió el anciano. Sí, por supuesto que me gustaría, le replicó. Entonces guárdate esas monedas, porque las necesitas más que yo, concluyó el ilustrado mendigo.
El estoicismo nos aconseja que queramos lo que tenemos y así siempre conseguiremos lo que queremos. Pero la cosa es que pocos parecen estar contentos con su vida y casi todo el mundo se dedica a buscar algo distinto a lo que ya tiene, como en esa fábula de los dos hermanos que se peleaban por una cuantiosa herencia.
Después de muchos pleitos los jueces dividieron los bienes según un criterio que tampoco contentó a ninguno de los dos. El tribunal derivó la cuestión al mismísimo emperador que delegó a su vez en uno de sus ministros más sabios. Éste convocó a los dos hermanos y viendo que ambos seguían quejándose de la injusticia del reparto, les propuso firmar un documento en el que juraban que el reparto les parecía injusto. Los hermanos accedieron de buen grado a esta petición. Con los documentos firmados en la mano, el ministro dictó inmediatamente sentencia: “Puesto que os acusáis mutuamente de que el otro ha recibido más herencia, ordeno que troquéis vuestras posesiones ahora mismo con carácter irrevocable”.
¿Con quién estaríamos dispuestos a cambiar nuestra vida?
A mí me da la impresión de que nos enamoramos más de los efectos que de las causas, nos dejamos impresionar por los logros, el estatus y la vida de otros en parte porque desconocemos los esfuerzos y renuncias que hicieron para alcanzarlos.
El parado dice que sería feliz teniendo trabajo, hasta que empieza a trabajar; el casado que lo sería siendo soltero, hasta que le deja la pareja; y el que no tiene pasta para viajar, afirma que su mayor deseo sería poder conocer otras latitudes.
Una encuesta reciente hecha por una aseguradora revela que la gente quiere jubilarse para “poder viajar, tener una afición especial y cuidar de sus hijos y nietos”. Pero luego resulta que a lo que se dedica es a dar largos paseos y a no hacer nada. Supongo que eso será lo que nos hace más felices. O no. Os daré mi opinión dentro de 26 años.
“Queremos ser más felices que los demás pero esto siempre es difícil porque creemos que los demás son más felices de lo que son.” Montesquieu
Alfonso, cómo me ha gustado este post, por lo que dice y por cómo lo dices (que eso ya es tuyo y de nadie más).
Ayer pensaba en que, buscando un cambio laboral, quiero primero cambiar mi hábito de siempre pensar lo peor y regodearme recreando historias en mi cabeza en las que ocurren cosas negativas (si, soy así, espero que haya gente igual que yo para no sentirme tan mal con esta confesión, quizás por eso comento aquí y no en Facebook). Me preguntaba cómo hago para lograr ese cambio, porque la teoría del ejercicio diario para lograrlo y de los 3 meses para cambiar un hábtio ya me la se, pero en la práctica me resulta cuesta arriba cambiar algo que me sale natural y que llevo 40 años practicando. Se me ha venido esto a la cabeza leyéndote.
Laura, ya sabes lo que te voy a decir:
Piensa lo que puedas pero haz lo que debas, lo que hayas previsto hacer :)
https://yoriento.com/2007/06/la-inutil-lucha-diaria-contra-los-pensamientos-negativos-metafora-del-autobus-y-los-pasajeros.html/
No se puede intentar “pensar bien” o “pensar en positivo”. Lo único que podemos hacer es marcar objetivos y planes y seguirlos. Verás como los logros y los buenos pensamientos empiezan a llegar.
Un abrazo
Es una suerte leerte y darme cuenta de que eso que explicas es algo lejano en mi vida. Me refiero a la queja, desear lo que no se tiene, etc… Soy afortunada, desde luego…Me identifico totalmente con las 12 pautas de la imagen. :D
Ya nos contarás la receta, Ingrid :)
Me pareces mas que un hombre idealista, un ser humano pragmaático, sigue escribiendo y compartiendo, felicidades
Afonso me ha encantado este post y tu blog.
Me acordé de una frase que tiene todo que ver con tu articulo:
“Felicidad no es un sentimento y sí una decision”.
:)